“Es una sentencia muy dura”

Malena Guerra 23/07/2013 20:09

Perseguido por los periodistas, con pocas ganas de hablar pero con la educación que le caracteriza, valoraba el fallo: “Una sentencia muy dura, y un sentencia muy dura no le gusta a ningún letrado por eso tengo preparados los recursos”. La defensa de Bretón apelará primero al Tribunal Superior de Justicia de Andalucía pero sospecha que no modificará nada y acabará interponiendo un recurso de casación en el Tribunal Supremo. Tiene diez días para poner el recurso pero con el mes de agosto a las puertas, el plazo se extiende a primeros de septiembre. Hoy abogado y cliente iban a valorar sus posibilidades. El letrado también ha explicado que no sabe cómo va a pagar Bretón los 500.000 euros de indemnización que el juez ha fijado para Ruth.”No tiene ese dinero”, ha aclarado.

Al mismo tiempo hablaba en Huelva el primo de Ruth Ortiz, la madre de los pequeños. Intentaba explicar que “el día a día de Ruth sin sus angelitos es muy duro aunque tendrá que acostumbrarse poco a poco”. Ninguna sentencia, ni ningún dinero son consuelo para una madre. Resignado, Juan David López repetía que las leyes no las hacen las víctimas y que en España el máximo que se puede condenar es 40 años. Las preguntas de los periodistas tropezaban de bruces con la misma letanía “No vale la vida de los niños cuarenta años de cárcel, se ha cargado a dos niños de 2 y 6 años de la manera que lo ha hecho. Para mí eso no tiene años”. Juan David confiesa que cuesta asumir que la condena efectiva sea de veinticinco años y no de cuarenta, aunque nos explicaba que tampoco Ruth está atormentada con los años de condena. Ella quería que se hiciera justicia y en ese sentido está satisfecha con el veredicto del jurado y con la sentencia del juez Pedro Vela.

El magistrado Pedro Vela tenía clarísimo que al juntar todas las pruebas indiciarias podría sustentar un pronunciamiento condenatorio. Confiaba en que existía abundante prueba de cargo, aunque no fuera directa sino indiciaria. Y confiaba en que el veredicto había superado notablemente los estándares de motivación exigibles. Los nueve jurados lograron hacer un relato cronológico y lógico “basado en las reglas del criterio humano y de la experiencia común”, No tenía ninguna duda de que el veredicto, que él mismo había supervisado, contenía todos los fundamentos necesarios para construir una sentencia a su modo de ver justa. El juez, meticuloso en todas sus sentencias, escribió en el fallo “hay pocos casos que merezcan con mayor claridad la pena máxima”.

Hay otros casos sentenciados con la misma contundencia, como la parricida de Santomera que estranguló a sus dos hijos pequeños con el cable de un teléfono móvil. Fue condenada a 40 años. O el triple parricida de Tarragona a 60 años, 20 por cada asesinato. La singularidad de la sentencia Bretón es que el juez, destila en sus páginas impotencia, frustración y resignación. Confiesa que para imponer la pena máxima, además del agravante del parentesco (autoridad y superioridad física del padre sobre sus hijos), ha tenido en cuenta otros agravantes. Y los enumera: “La premeditación… La absoluta falta de arrepentimiento,.. La inhumanidad… Y el carácter despiadado que revela la ejecución de los dos asesinatos, puesto que al calcinar e intentar hacer desaparecer totalmente los restos, el acusado pretendía multiplicar el dolor de la madre.” Le hubiera bastado el agravante de parentesco para condenarlo a la pena máxima por asesinato. Pero Pedro Vela quería reflejar todos los demás. Y con la misma sensibilidad y humanidad que demostró durante el juicio, pide que por todo eso, Bretón no obtenga el tercer grado hasta no cumplir la mitad de la condena impuesta (“periodo de seguridad”).