La investigación se inició a raíz de la denuncia de la propietaria de un locutorio que afirmaba haber sido víctima de un robo violento. Según su relato, a finales de julio, un joven había accedido al local desde donde realizó una llamada telefónica e instantes más tarde abandonaba el establecimiento. Apenas unos minutos después regresaba acompañado de otro joven, armados con una pistola y un arma blanca.
En ese momento conminaron a la denunciante a que les entregara el dinero de la recaudación y, ante su negativa, uno de ellos la arrinconó en una esquina mientras le amenazaba con el cuchillo. Su colaborador vació la caja registradora antes de huir. Pero dejaron un rastro: un teléfono móvil olvidado por uno de los asaltantes.
Los investigadores desconocían si el propietario del móvil pudiera ser uno de los atracadores o bien de otra persona que nada tuviera que ver con estos. Por este motivo los agentes lo inspeccionaron para poder determinar la identidad de su dueño.
En el archivo de imágenes, los policías hallaron fotografías de dos jóvenes cuyas características coincidían con la descripción aportada por la propietaria del locutorio asaltado. Asimismo, el móvil almacenaba numerosos mensajes de texto de contenido sentimental de quien pudiera ser la compañera del dueño del teléfono.
Una vez averiguada la identidad de esta mujer, los agentes lograron determinar que la pareja sentimental de ésta era el ciudadano cubano Carlos Alberto M. S., quien posteriormente sería reconocido como uno de los autores del robo violento.
La policía dio con el domicilio del segundo de los atracadores. Apenas un día después de la primera detención, los policías arrestaron a Jaime David R. G, de nacionalidad colombiana, cuando se disponía a abandonar la vivienda en la que se alojaba. Ambos han sido puestos ya a disposición judicial. LA