Noche larga y llena de buenos propósitos para muchos. Ha sido el momento álgido de lo que llaman las lágrimas de San Lorenzo o la lluvia de estrellas. Al anochecer todos estaban preparados para el espectáculo que ofrecía el cielo y no perderse la noche en la que las perseidas alcanzan su máxima intensidad. Millones de estrellas fugaces han surcado el cielo y en su viaje estelar se llevan millones de deseos.