Una mente espléndida atrapada en un cuerpo que no deja de deteriorarse

REBECA SAN CRISTÓBAL OREA 30/03/2010 00:00

Pese a este duro golpe de la vida, su lucha se encuentra en el día a día, pues las barreras con las que se encuentra están a la puerta de su casa: son barreras físicas, pero también sociales.

Las primeras son las más evidentes. Lidia no puede salir de casa si no es con la ayuda de otra persona, lo que limita y mucho, su libertad. Por suerte, cuenta con voluntarios dispuestos a hacerle su vida algo más sencilla.

Es el caso de Juan Jiménez, uno de los trabajadores afectados por el cierre de Sintel. Siendo prejubilado se dio cuenta de que disponía de tiempo para hacer lo que quisiera y decidió invertirlo en ayudar a los demás sumándose a la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la Comunidad de Madrid (FAMMA).

"Muchas veces me he preguntado ¿por qué a mí?", nos confiesa Lidia. Su mente funciona perfectamente, por eso "lloro a cada hora", es su cuerpo el que no deja de deteriorarse a pasos agigantados. Ahora también le está afectando al oído, la vista y el habla.

Sin la ayuda de Juan "no podía ni salir de casa", y por eso no deja de repetir que se quiere morir ya, "¿qué hacemos en este mundo?", se pregunta.

Para Juan esta oportunidad "es una experiencia muy bonita y enriquecedora porque ya no observo la vida con tanto egoísmo", nos comenta.

Ya lleva cuatro años con Lidia, quien se ha convertido en otra más de su familia. "Con él voy al médico, hablo, vamos de paseo. Me aporta alegría."

Son actividades rutinarias que se salen de la norma para Lidia, quien ha encontrado en Juan un apoyo fundamental. "Se ha convertido en alguien muy importante en mi vida", nos dice.

"Según la última encuesta llevada a cabo por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en España hay, prácticamente, cuatro millones de personas con algún tipo de discapacidad", nos comenta la directora ejecutiva del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), Pilar Villarino.

Este estudio refleja que nueve de cada diez encuentran barreras en su vida cotidiana, lo que se traduce en 2,8 millones de personas. Límites creados

Pese a que las ayudas han aumentado, aún hay 226.800 personas que no cuentan con ellas, bien porque se encuentran en lista de espera (casi un tercio) porque no pueden pagarlo (21 %) o no tiene cerca un servicio a su alcance (15 %).

Pero no todo son las barreas físicas. "En el caso de personas con alguna discapacidad mental, la sociedad lo sigue percibiendo como algo de lo que prevenirse, aunque se ha avanzado", explica Villarino.

También se encuentran con dificultades a la hora de acceder a un empleo. En parte por su reducido acceso a la educación superior. Tan sólo el 10, 5% posee un título universitario. Esto se traduce en menos de la mitad con respecto a la población en general, tal y como recoge el estudio del INE.

Por muy chocante que resulte este dato en pleno siglo XXI, el 8,6 % de las personas discapacitadas no sabe leer.

Una posible 'explicación' a este dato nos lo aporta Villarino quien recuerda que "las discapacidades son muy diversas y que se debe atender a cada una de ellas. No todo se reduce a eliminar unas escaleras y poner una rampa, aunque también".

Basta con ampliar las miras y pensar en un ámbito más extenso en el que tengan cabida todas las personas, con independencia de su discapacidad para no seguir 'construyendo' barreras.

"Está claro que hay una serie de cuestiones que tienen relación con el coste económico, pero más allá, se trata de un tema de cambio de mentalidad, hay un desconocimiento. Porque, a la larga, resulta más caro, por ejemplo, hacer un edificio y, después, tener que adaptarlo que partir con esa idea desde el inicio", añade Villarino.

Y es que no hay que olvidar que lo que todas estas personas, con alguna discapacidad, desean, es lo mismo que desea cualquiera "tener autonomía en todos los sentidos", explica Villarino.

Desde diciembre de 2003 España cuenta con la Ley de igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad (LIONDAU).

La clave: la accesibilidad universal