Lo que la naturaleza arrasó en apenas unas horas a ellos les costará semanas y meses. El estado del monasterio de Santa María de la Huerta es calamitoso. Lodo y escombros por todas partes: De la cocina y el reflectorio gótico quedó poco tras la riada, que dentro del templo alcanzó dos metros de altura.
La sala románica, la más antigua del monasterio, sigue sepultada por el lodo, el obrador, la sala de reliquias, la biblioteca. Todo ha quedado destrozado y convertido en un barrizal al paso del agua, que arrastró todo lo que encontró a su paso.
Eso es en interior, por fuera la escena se repite y el muro que rodea el templo permanece en el suelo, después de que la fuerza del agua lo derrumbara.
El abad del templo cistercense explica que los destrozos son cuantiosos, pero los 20 monjes que viven aquí no pierden la fe y confían en que su monasterio, una joya arquitectónica, volverá a lucir como antes.