Afirman que un día después de la detención, el martes 13 de mayo a las 12 de la mañana, dos agentes, que dijeron ser de Burgos, se entrevistaron con ellas sin presencia de su abogado. Primero por separado y después, ya a las cuatro de la tarde, con las dos juntas, interrumpiendo la incomunicación.
Según ese escrito, los agentes, que dijeron ir de parte del marido y padre de las detenidas, entonces jefe de Policía de Astorga, les convencieron para preparar su declaración ante de que estuviera presente el abogado defensor de ambas.
Bajo la promesa de que Triana quedaría en libertad y que Montserrat cumpliría pocos años de prisión gracias a un informe forense a medida, Madre e hija confesaron su participación en el asesinato.
Incluso, según el escrito, Triana, tras reconocer que el arma se la entregó a un amiga – la policía local Raquel Gago-, le prometieron que salvarían a esa amiga escondiendo el arma en una alcantarilla. Para ello, la promesa consistía en que la dejarían contactar por teléfono con Gago y permitirían a ambas tener un encuentro para recuperar el arma del crimen.
Las dos, según el escrito, confiaron tanto en esa promesa que incluso ya delante del abogado optaron por no seguir sus consejos de guardar silencio y siguieron adelante con la confesión
Evidentemente, las cosas ni mucho menos fueron así. Las supuestas promesas no se cumplieron y ahora, para la Policía, el caso está prácticamente cerrado.