El acusado, Timmy Kinner, había residido recientemente en estas casas pero fue obligado a irse por su mal comportamiento. El pasado domingo regresó al complejo e irrumpió en la celebración apuñalando a nueve personas, una de ellas es la fallecida. El resto de heridos fueron dos eran adultos y niños de cuatro, seis y doce años.
El agresor ha sido acusado por el juez del condado de Ada de asesinato en primer grado y otros crímenes en relación con el ataque del sábado por la noche.
Si la justicia estadounidense lo condena por estos cargos Kinner se enfrentaría con toda probabilidad a la pena de muerte vigente en el estado de Idaho.
Los investigadores han descartado por el momento que el odio o la xenofobia este detrás del móvil de este brutal ataque, según informa The Guardian.