Gurkiren Kaur de ocho años pasaba sus primeras vacaciones en el extranjero, tras 11 días, la niña sufrió una deshidratación y sus padres la llevaron a una clínica, donde murió en apenas unos minutos, según ha publicado el Daily Mail.
La pequeña recibió una inyección y en cuestión de segundos "se le pusieron los ojos en blanco y su rostro palideció", poco después se desplomó y murió.
"yo sabía que la habían matado". Así lo han contado sus padres, residentes en Reino Unido, que insisten en que los órganos de su hija fueron robados y vendidos para realizar trasplantes.
A ellos no se les permitió volar de regreso a casa y el cuerpo de la pequeña fue conservado durante cuatro días en el congelador de un templo Sikh
hasta que fue nuevamente trasladado al hospital, donde le practicaron un "examen postmorten medieval".
Después de esto los órganos de la niña fueron retirados y no fueron devueltos, dijeron los padres a los medios.
Un médico forense de Birminghan, ha explicado a la familia que sin estos o el informe no se puede determinar la causa de la muerte.
Un portavoz del hospital dijo que se están investigando adonde fueron a parar los órganos de la niña fallecida.