El Obispado de Alcalá propone en su web el Magisterio de la Iglesia para defender los derechos de los trabajadores

EUROPA PRESS 10/06/2013 14:13

Este hecho, según indica, lo confirman "los tristes fenómenos del trabajo infrarremunerado, sin garantías ni representación adecuadas" así como las condiciones de trabajo "tan inhumanas" a las que se ven sometidos hombres, mujeres y niños, "especialmente en los países en vías de desarrollo".

Entre los derechos que enuncia el Magisterio social de la Iglesia, el Obispado destaca "el derecho a una justa remuneración; el derecho a subsidios adecuados e indispensables para la subsistencia de los trabajadores desocupados y de sus familias; el derecho a la pensión, así como a la seguridad social para la vejez, la enfermedad y en caso de accidentes relacionados con la prestación laboral; y el derecho a previsiones sociales vinculadas a la maternidad".

Asimismo, remarca "el derecho al descanso; el derecho a ambientes de trabajo y a procesos productivos que no comporten perjuicio a la salud física de los trabajadores y no dañen su integridad moral; el derecho a que sea salvaguardada la propia personalidad en el lugar de trabajo, sin que sean conculcados de ningún modo en la propia conciencia o en la propia dignidad; y el derecho a reunirse y a asociarse".

Así, el Obispado dice tener en cuenta que "por encima de los intereses o visiones parciales ha de colocarse el bien integral del hombre, creado a imagen de Dios y llamado a un destino eterno". De hecho, según precisa, así lo enseña el Papa Francisco cuando explica que la crisis actual no es sólo económica ni cultural sino "del hombre".

Con esta perspectiva, recuerda que existen "pecados que claman al cielo" y, entre ellos, apunta a "la injusticia para con el asalariado" así como a "la sangre de Abel; el pecado de los sodomitas; el clamor del pueblo oprimido en Egipto; y el lamento del extranjero, de la viuda y el huérfano".

La Iglesia, según remarca el Obispado, ha rechazado "las ideologías totalitarias y ateas asociadas en los tiempos modernos al comunismo o socialismo" y, "en la práctica del capitalismo, el individualismo y la primacía absoluta de la ley de mercado sobre el trabajo humano".

En este sentido, explica que "la regulación de la economía por la sola planificación centralizada pervierte en su base los vínculos sociales" y que "su regulación únicamente por la ley de mercado quebranta la justicia social porque existen numerosas necesidades humanas que no pueden ser satisfechas por el mercado". Por ello, recuerda el Catecismo para "promover una regulación razonable del mercado y de las iniciativas económicas, según una justa jerarquía de valores y con vistas al bien común".