El delegado episcopal de enseñanza en Girona, Pere Micaló, ha señalado que el límite curricular lo marca el alumno "no el profesor, ni el legislador", y ha destacado que el nuevo currículo no abre la puerta a rezar en las clases, sino sólo a memorizar fragmentos de oraciones.
En esta línea, Micaló ha alertado de que si algún profesor lo aprovecha para hacer oración en clase, el Obispado lo comunicará a la Inspección de Enseñanza.
El Obispado también ha defendido que la asignatura de religión debe incluir la enseñanza de otras religiones y ha criticado que el nuevo currículo no lo prevé.
Pere Micaló ha señalado que el nuevo currículo es "mejor" que el de la LOE, pero ha criticado que los enunciados son demasiado abstractos.
En este documento que enviará a los profesores de religión, el Obispado insiste en que los contenidos de la práctica religiosa no deben explicarse en las clases de la escuela pública y aduce que, según él, la religión debe entenderse desde la óptica de los conocimientos culturales y la práctica de la fe.