"Afirmamos, con el Papa, la necesidad de acometer un esfuerzo común de todas las personas, como familia humana universal, y de la sociedad civil y los poderes internacionales para alcanzar un consenso mundial que frene el deterioro global del planeta", subrayan en un comunicado conjunto.
También se suman a la denuncia que hace Francisco al "paradigma económico y tecnológico que da prioridad al máximo beneficio". Además, critican que los poderes económicos, financieros y políticos están "supeditados a los intereses de una economía de mercado entendida como un absoluto y que provoca todo tipo de descartes".
Según apuntan, ante los llamamientos urgentes a las instancias políticas, económicas y financieras para detener esta situación, la respuesta de las cumbres sobre desarrollo sostenible y cuidado medioambiental "ha sido siempre insuficiente, débil e ineficaz".
Para las organizaciones de la Iglesia, muchas veces, no se han arbitrado las soluciones adecuadas "por negligencia, por miedo a la pérdida de votos, por indiferencia o por la fuerza de los intereses de las grandes potencias y los países ricos".
Además, apuestan por un modelo alternativo de progreso y desarrollo basado en "la sobriedad, la simplicidad, el respeto a la tierra y la capacidad contemplativa". "Estamos convencidos de que es posible y necesario llevar a cabo una verdadera revolución cultural y antropológica que plantee una redefinición del progreso", afirman.