Así lo ha indicado el Santo Padre este sábado a un grupo de parlamentarios franceses del 'grupo de amistad Francia - Santa Sede' reunidos en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano.
El Pontífice ha acogido a miembros del Senado y de la Asamblea nacional de la República francesa en la Sala Clementina y ha destacado que "más allá de las diversas sensibilidades políticas" que representan, la presencia en el Vaticano "manifiesta la calidad de las relaciones" entre Francia y la Santa Sede.
Además, Francisco ha resaltado "las relaciones de confianza que existen generalmente entre Francia y los responsables de la vida pública con los de la Iglesia Católica a nivel nacional, regional o local y ha insistido que "el principio de laicidad que gobierna las relaciones entre el Estado francés y las diversas confesiones religiosas no debe significar en sí una hostilidad a la realidad religiosa o una exclusión de las religiones del campo social o de los debates que la animan".
Asimismo, el Papa ha destacado que "la Iglesia desea ofrecer su contribución específica sobre cuestiones profundas que comprometen una visión más completa de la persona y su destino, de la sociedad y de su destino" y ha agregado que "esta contribución no se sitúa solamente en el ámbito antropológico o social, sino también en el ambiente político, económico y cultural".
Al finalizar, el Pontífice los ha animado a continuar con su misión y buscar "siempre el bien de la persona y promover la fraternidad en su país".