En la misiva, firmada por el Secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, el Papa dice estar "hondamente apenado" ante las dramáticas consecuencias del huracán Ingrid y de la tormenta tropical Manuel a su paso por México, que ha ocasionando "víctimas, heridos y numerosos daños materiales, dejando sin hogar a muchas familias".
El Pontífice ofrece "fervientes sufragios por el eterno descaso de los fallecidos" y al mismo tiempo "pide a Dios que otorgue su consuelo a quienes sufren estas graves desgracias".
Además, Francisco reza para que el Señor "incremente en todas las personas de buena voluntad sentimientos de fraterna solidaridad para colaborar decididamente en la reconstrucción de las zonas afectadas y ayudar de modo efectivo a cuantos están sumidos en el dolor y la desesperación".
Asimismo, el Papa trasmite "su sentido pésame a los familiares de los difuntos y su paterna solicitud y cercanía espiritual a los heridos y damnificados" a la vez que les confía "a las maternas manos de Nuestra Señora de Guadalupe" y les imparte su bendición apostólica "como signo de afecto al querido pueblo mexicano".