De este modo, agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza, más conocido como Seprona, de Playa de Américas se desplazaron hasta la vivienda tras ser informado de que en la casa de Callao Salvaje había una pata de elefante.
Al llegar a la vivienda, los agentes del Seprona comprobaron que la información era real, por lo que realizaron un acta de aprehensión dando cuenta a las autoridades competentes lo que se había encontrado.
Y eso es así porque los elefantes son una especie que está protegida y con la que no se puede comercializar. Esto está incluido el Convenio sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre, CITES.
Según la Benemérita, este convenio ampara a los ejemplares vivos y a los productos o partes que se puedan obtener de ellos una vez muertos. Además, el comercio con elefantes está restringido, pudiendo incurrir en infracciones administrativas y penales.