El asesino de Pioz pide que no le tachen de loco
Malena Guerra malenaguerra@)
24/10/201621:39 h.Patrick Nogueira Gouveia no ha explicado por qué cometió los terribles asesinatos aunque el sumario refleja una profunda “animadversión” a su tío Marcos. Pero lo que si saben los investigadores de la Unidad Central Operativa es lo que el joven de 19 años les confesó. “No estoy loco” fue una de sus primeras palabras cuando frio, seguro de si mismo y muy colaborador, decidió hablar antes el teniente que había sido el contacto con su familia durante todo el tiempo que duró la negociación para hacerle volver a España. También le explicó que “tuvo siempre esas ganas irrefrenables de asesinar y no las pudo evitar”. La pregunta en la rueda de prensa hoy ha sido inevitable. ¿Sabe distinguir entre el bien y el mal? “Para mí, Patrick sí sabía lo que estaba haciendo y lo que iba a hacer”.
Para perpetrar su plan compró bolsas de basura, cinta aislante y una navaja. Lo llevaba todo en una mochila que cargaba con unas pizzas que pensaba llevar a la familia, aunque se comió parte en el autobús de camino a Pioz. Así entró en la vivienda y ya en la cocina atacó a Janaina. Después mató a los niños aunque no quiso dar esos detalles, explicando que de eso no se acordaba. Cuando Marcos llegó de trabajar lo esperó fuera. Le dejó pasar primero a la casa y por detrás en el pasillo le atacó. Marcos pudo ver parte de la escena de la cocina, creen que pudo gritar. Forcejearon porque Patrick resultó herido y dejó un reguero de sangre en el pasillo y en la encimera de la cocina que luego limpiaría sin éxito. No dudó en ducharse, en coger ropa del armario que aseguró ser suya, y se puso a dormir unas horas. También dejaría su rastro de sangre en las sábanas. Luego se llevó el móvil de Marcos para evitar una visita del casero mediante un mensaje, y las llaves de casa, para regresar a enterrar las bolsas cuando encontrara la pala y la forma de llevarlas. Aunque nunca lo hizo. En la casa dejo ADN en un cuchillo, aunque creen que el que utlizó para descauartizar está en la basura, donde dijo tirar todo lo que se llevó en su mochila.
No quiso contar los detalles de cómo cortó los cuerpos de Marcos y Janaina para meterlos en las bolsas. Pero si usó guantes, dio igual porque sus restos biológicos se mezclaron con los de sus víctimas en el reverso de la cinta aislante con la que ató las bolsas. Los investigadores están convencidos de que esos datos, al igual que la muerte de los pequeños, los oculta para que su propia familia no escuche tamaña monstruosidad. Creen que todavía tiene un atisbo de empatía, un hilo de sensibilidad, pero por interés. Porque piensan que no quiere que algún miembro de la familia le corte el suministro económico. Esa es la verdad que manejan los agentes. Su frialdad, su egoísmo, su narcisismo. “Ni siente ni padece ni se ha arrepentido”, explican las fuentes. Si ocultó los datos a sus familiares en Brasil, fue por lo mismo. Patrick se abrió por primera vez con el teniente de la UCO que le recogió en el avión. Le había enviado a España su propio padre, aseguran. Fue la hermana la que llamó al agente de contacto cuando ya había embarcado en el avión que lo trajo de vuelta. “Si hubiera estado aleccionado, no habría reconocido los crímenes” aseguran los investigadores. Y Patrick habría buscado la eximente de locura transitoria o brote psicótico. No lo ha hecho. Habrá que esperar aunque el único antecedente de tratamiento psiquiátrico que le consta a la Guardia Civil en realidad oculta su adicción a la bebida.