El conductor del tren, que pasaba en ese momento por el pueblo de Langwedel (Bremen) oyó un golpe seco en la parte de delante del tren. Pensando que había golpeado a algún animal, se bajó del tren y palideció cuando vio que al lado de las vías había un andador roto. Esto le provocó tal impacto, que ni siquiera pudo terminar el viaje y tuvo que acudir al lugar otro conductor.
Sin embargo, poco más tarde, un tercer conductor de tren que iba en la dirección contraria a la del suceso, advirtió a las autoridades que entre las vías había una mujer. Para sorpresa de la policía, la mujer únicamente presentaba lesiones leves, ya que al ver que el tren iba a gran velocidad, la mujer se tiró entre las vías, evitando así ser arrollada.
La mujer le reconoció a la policía que lleva muchos años cruzando las vías con su andador a modo de atajo, recoge el diario ‘Deutsche Welle’.