La imagen de la plaza de abastos de Cambados resume a la perfección el sentimiento de todo el pueblo. Sin género, las pescaderas han colgado el mandil para sumarse al duelo de sus dos compañeras viudas. “Marineros de toda la vida”, como señalan en el municipio, todas las víctimas tenían familia con hijos.
El último en abandonar el barco fue Manuel Serén, su patrón. Según cuentan en el municipio y recoge La Voz de Galicia, el marinero era uno de los mejores patrones de pesca que había en toda Galicia. Se inició en el oficio, como otros muchos de su generación, siendo apenas un adolescente. Y desde entonces, siempre se mantuvo subido a los barcos
Una vida vinculada al mar que compartía con el resto de su familia, ya que su mujer vende pescado en la anteriormente mencionada plaza de abastos y uno de su hijo es también marinero. El otro es un reputado cocinero en Asturias. Amante del pueblo, Manuel Serén nunca faltaba en las peñas de la Festa do Albariño, el evento principal del municipio.
Junto a él se ha ido Teófilo Rodríguez. Enormemente activo, jugó al baloncesto durante su juventud y principalmente pasó a formar parte de la junta directiva del club. Enamorado de la música gallega, tocó la gaita hasta que su trabajo en el mar le comenzó a robar el tiempo. Un lugar al que llegó por la crisis, después de trabajar en empresas de carpintería y estructuras metálicas, y por el que ahora deja tres hijos huérfanos mayores de edad.
De la construcción al mar también llegó Bernardo Padín. Casado y con una hija mayor de edad, la tragedia ya se había cebado anteriormente con su familia. Uno de sus hermanos, Oswaldo, perdió la vida en un accidente de tráfico hace quince años cuando se dirigía a trabajar en una obra de carreteras.
Tres vidas truncadas a la que hay que unir una desaparición, la de Guillermo Casais. Conocido por sus aficiones deportivas, ya que jugó al fútbol y posteriormente fue directivo del equipo de baloncesto, sus allegados han explicado a La Voz de Galicia que se enroló en el mar nada más terminar la secundaria. Ahora, su mujer y sus dos hijos, uno de ellos un bebé, esperan que este se lo devuelva.