El hijo de Bernice Youngblood, residente del centro de 85 años enfermo con alzhéimer, se dio cuenta de que la clínica había contratado los servicios de un stripper cuando en el mes de enero descubrió una fotografía en la que aparecía su madre junto a un joven casi desnudo y con billetes dentro de su ropa interior.
Una de las enfermeras del centro declaró que se trataba de un "espectáculo de entretenimiento para los residentes, preparado sin mala intención".
El denunciante manifiesta que los empleados de la residencia "tenían la obligación de cuidar y proteger a los pacientes y garantizar su bienestar". La denuncia recoge que el contrato del stripper se hizo para el "perverso placer y disfrute de los empleados".
El hijo de Bernice Youngblood, cuyo nombre se desconoce, afirma que aunque su madre a veces está "lúcida", no tiene las capacidades mentales y físicas para cuidar de si misma. Además, asegura que trató de hablar con el personal de la clínica para aclara la situación pero que algunos de los empleados se negaron a recibirle.