El cuerpo se ha encontrado a casi tres kilómetros de donde desapareció, en el pueblo turolense de Oliete. Estaba bajo metro y medio de sedimentos arrastrados por las avenidas de los ríos Seco y Martín. Era el final temido. Durante nueve días el operativo de rescate ha peinado las riberas; el fin de semana también lo hicieron sus vecinos. A Carlos se lo llevó con su vehículo la riada. Su mujer pudo ponerse a salvo. El todoterreno apareció a 800 metros de donde se lo había tragado el agua. A los equipos humanos se unieron perros y máquinas, las únicas capaces de remover las montañas de resíduos, de ayudar al olfato de los animales. El domingo, Trap, de la unidad de rescate de Aragón marcó una zona. Trap no se equivocaba. Perros de la Guardia Civil y de la Unidad Militar de Emergencias, sumada este lunes a la búsqueda, confirmaron el hallazgo en la alameda. Con ayuda de la retroexcavadora de la UME se logró recuperar el cuerpo de Carlos Trallero.