El paciente indicó a los médicos que solía sumergirse en superficies de agua estancada, tal y como informa el portal web The New England Journal of Medicine. Después de que le explicara la situación, uno de los médicos procedió a extirparle la masa y efectuarle un examen histopatológico que reveló múltiples esporangios de paredes gruesas en varias etapas de maduración, rodeados por una inflamación densa (Panel B, hematoxilina y eosina).
Aunque la primera operación concluyó con éxito, ocho meses después, el paciente tenía aún áreas infectadas en la nasofaringe, por lo que se las tuvieron que extirpar de nuevo.
El diagnostico final concluía que el joven padecía rinosporidiosis, una enfermedad crónica producida por el parásito protista acuático Rhinosporidium seeberi. Suele presentarse en forma de pólipo mucoso rojizo, que normalmente afecta a la cavidad nasal, por lo que sangra al tocarlo. La orofaringe, la conjuntiva, el recto y los genitales externos también pueden verse afectados.
La enfermedad suele afectar a los habitantes de India y Sri Lanka, aunque también se han registrado casos en otros lugares del planeta, como África y América del Sur.