Estamos en Irán. Una chica sujeta el móvil y graba la escena. La otra, la que debía ir conduciendo, prefiere hacer corazoncitos con las manos, bailar y sonreir a cámara. Así acaba todo. Las dos chicas pueden dar gracias, a pesar de todo. Están ingresadas en un hospital pero su vida no corre peligro. Aunque parezca mentira, este tipo de temeridades está a la orden del día. Un español ue detenido tras colgar un vídeo en internet en él se le ve conducir con una mano desde el asiento del copiloto. Para otro joven el patadón que recibe del maquinista mientras se grababa no fue un castigo. Todo lo contrario. Le salvó la vida. Si no, lo habría arrollado el vehículo. Y no son casos aislados. Cuanto más inteligentes se hacen los teléfonos móviles, más tontas parecen hacerse las personas.