El sexo y el estrés le hicieron perder la memoria

INFORMATIVOS TELECINCO 19/04/2010 07:15

"Todavía no me alarmé, pero cuando me lo preguntó por tercera vez, le dije que me estaba asustando y le pregunté qué estaba ocurriendo. Entonces él empezar a caminar por el piso, cogiendo cosas y mirándolas como si buscara pistas, como si su cerebro estuviera intentando conseguir información. Era fantasmal. Pero no estaba preocupado o agitado. Su comportamiento era de aturdimiento", explica Sally al Dailymail.com.

Sally llamó a Emergencias donde le dijeron que llevara a Andrew al hospital lo más pronto posible. "No tenía ningún dolor y no había otros síntomas físicos, pero estaba preocupada porque algo grave le había pasado. Durante todo el camino estuvo preguntando dónde íbamos".

La pareja acudió al hospital Royal London donde los médicos establecieron que Andrew no fijaba ningún recuerdo nuevo. "Sabía quién era y quién era yo", explica Sally. "Sabía cuál es su trabajo y dónde vive, pero no tenía ni idea de por qué estaba en el hospital, cómo habíamos llegado allí y qué día era, o incluso qué año".

Le hicieron todo tipo de pruebas, incluidos un escáner cerebral y un punción lumbar. Sin embargo, Andrew seguía preguntando continúamente. "no estaba preocupado porque para él era la primera vez que preguntaba algo", añade Rally. " La única vez que se puso nervioso fue cuando vio lo angustiada que estaba yo".

Tras descartar un ataque al corazón o una crisis epiléptica, los médicos barajaron la posibilidad de que se tratara de encefalitis, una inflamación del cerebro normalmente causada por un virus, pero no se podría saber hasta conocer los resultados de la punción lumbar al día siguiente. Los médicos entonces hablaron de otra posibilidad: Amnesia global transitoria (TGA, en sus siglas en inglés). "Si era esto, se acabaría en 24 horas".

Con esa esperanza, Sally se fue a casa para regresar al hospital por la mañana. "Al principio, Andrew parecía estar igual, pero cuando le pregunté qué quería para desayunar, él dijo cornflakes. Sólo decir esa palabra significaba que estaba fijando nuevos recuerdos. El daño no era permanente. Debía de ser TGA. Fue el major momento".

En las siguientes horas, Andrew volvió gradualmente a la normalidad y los médicos le dieron el alta, sin que necesitara tratamiento y no haya vuelto a sufrir más episodios.

"Es una enfermedad bastante rara", explica el neurólogo Benjamin Turner. Los desencadenantes pueden ser ejercicio extremo, el sexo o la inmersión en agua fría. El estrés también puede afectar. Esto se aplica al 50 por ciento de los casos, pero en el resto aparece de forma espontánea.

"Realmente no entedemos la fisiología. Parece haber cambios en el riego de sangre al lóbulo temporal, la parte del cerebro que se ocupa de la memoria, o cambios electroquímicos similares a los que causan la migraña".