Steven Featley nació con atresia biliar, una enfermedad muy poco común que provoca que uno o más de los conductos biliares del hígado sean estrechos, estén bloqueados o directamente no existan, por lo que la bilis se acumula en el hígado, dañándolo de gravedad.
Le diagnosticaron esta condición cuando tan solo tenía seis semanas de vida y se enfrentó a su primer trasplante de hígado a los 14 meses. No obstante, a los tres meses de operarse, su salud se complicó y tuvo que acudir al cirujano una vez más. En ese momento, Featley fue la 12ª persona en Reino Unido en recibir un trasplante parcial de un familiar vivo.
Cuando cumplió 11 años, los médicos descubrieron que su salud había empeorado drásticamente, por lo que se sometió a un tercer trasplante. “No pude socializar como lo hicieron otros niños. Los dos primeros trasplantes sucedieron cuando no los recordaba, pero cuando fue el tercero, estaba en la escuela primaria y me perdí parte de ese año. Cuando volví, tenía muy pocos amigos porque no había podido socializar. Estaba acostumbrado a estar con adultos en vez de con mis compañeros”, explica Featley en declaraciones a Daily Mail.
En total, el joven se ha sometido a quince operaciones entre las que se encuentran seis trasplantes de hígado y la extirpación del bazo. Todo este torbellino de quirófanos y hospitales le sumió en un estrés postraumático del que le costó mucho recuperarse.
“El hospital ha sido mi segunda casa. Me apasiona la donación de órganos. Me enfada ver a bebés y a niños pasando por lo que yo pasé y sé más que nadie lo traumática que es esa experiencia para su familia. Mi mensaje es que se unan al Registro de Donantes de Órganos, es el mejor regalo que pueden hacer como ser humano. Todos los días hay personas que mueren en la lista de espera de trasplantes y se necesitan con urgencia más donantes”, alega el joven.
El pasado noviembre, el joven se sometió al último trasplante de hígado y, aunque se desconoce si habrá complicaciones, por el momento se está recuperando de forma óptima y espera comenzar la Universidad este próximo septiembre, donde estudiará contabilidad financiera.
“Se suponía que debía haber comenzado la Universidad hace dos años, pero la mala salud me lo impidió. Ahora me estoy recuperando de mi sexto trasplante de hígado, que fue en noviembre. La enfermedad del hígado no es muy común y cuando te golpea, lo hace fuerte. Tengo muchas ganas de salir al mundo otra vez. Mi ambición es convertirme en contador público. Quiero demostrar que este tratamiento ha valido la pena”, ha explicado el joven.
La organización benéfica Children’s Liver Disease Foundation le ha ayudado a lidiar con sus problemas de salud mental a lo largo de toda su vida, producidas como consecuencia de su enfermedad.
“Aunque creo que soy mentalmente fuerte y he lidiado con todo, he tenido que recibir tratamiento para el trastorno de estrés postraumático. Mi situación plantea preguntas difíciles y que muchas personas se cuestionarán por qué he tenido seis trasplantes cuando hay otras personas que esperan uno. Había razones médicas claras para mis trasplantes que estaban fuera de mi control. Sé lo increíblemente afortunado que soy”, afirma.