Tiene 35 años. Trabaja desde hace 7 en una pizzería, es bicampeona de España de gimnasia rítmica y el poco tiempo libre que le queda lo dedica a salir con sus amigos. Su nombre es Mónica y tener síndrome de Down no la define. "Soy alegre, soy muy activa y muy habladora. Mi familia me considera responsable y yo muy orgullosa de lo que soy, estoy muy segura de mi misma". Desde que empezó a trabajar con tan sólo 19 años ha pasado por puestos de lo más variopinto. De asistenta de lavandería a cuidadora de ancianos, pasando por dependienta o recepcionista. A Moni, como la llaman sus compañeros, lo que le sobra es capacidad. Entre pedido y pedido, Mónica sueña con volver a trabajar en una residencia de ancianos y, por supuesto, con conocer a su ídolo, Belén Esteban. Deseos de lo más común para una joven en cuyo vocabulario no existe la palabra "Diferente"