Essomba, que vivió y trabajó como educador en el Besòs, ha dicho en un comunicado que existen iniciativas sociales, pero son "muy poco" para un barrio de 25.000 habitantes.
Aun así, ha destacado que las dos parroquias católicas que hay han tenido un papel "capital" en los últimos 50 años, especialmente para fortalecer las redes de personas que trabajan para la comunidad, y también ha subrayado la aportación del instituto del sur de la zona, el centro cívico y algunas asociaciones, como Gregal, que han trabajado con los jóvenes.
Para él, hace falta una "fuerte" mediación para afrontar el envejecimiento de la población y la progresiva sustitución de viviendas desocupadas por parte de extranjeros mayoritariamente paquistaníes y senegaleses.
Propone crear algún recurso cultural en el centro del barrio que atraiga a vecinos; invertir mucho en la promoción del asociacionismo, pero no recreativo o reivindicativo --ya hay clubes de danza y asociaciones de vecinos, por ejemplo--, sino "transformador", con inmigrantes y autóctonos, y poner en la calle a trabajadores y educadores sociales y a mediadores culturales.