Ahora, en un nuevo capítulo del culebrón familiar, la esposa de Woody Allen, Soon-Yi Previn, ha hablado. En una entrevista publicada el pasado domingo 16 de septiembre en la revista New York Magazine, la mujer defiende de todas las acusaciones de abuso sexual que su marido ha sufrido.
Yi ha negado las afirmaciones en las que Mia Farrow, la ex pareja del cineasta y su madre adoptiva, aseguraba que el cineasta había abusado de su hija Dylan Farrow. “Nunca me interesó la idea de escribirle una carta abierta a Mia, del tipo ‘Queridísima mamá’, pero lo que ha pasado con Woody es muy injusto y cruel. Mia ha estado utilizando a Dylan y la ha presentado como una víctima para aprovecharse del tirón del movimiento #MeToo”, ha asegurado.
En dicha entrevista, además, la mujer también ha hablado sobre su relación con su madre adoptiva. “Mia nunca fue buena conmigo”, ha asegurado. Según ha explicado, Farrow no la trató bien cuando intentaba adaptarse a la vida en un nuevo país y con un nuevo idioma. “Trató de enseñarme el alfabeto con esos bloques de madera. Si no los entendía bien, a veces me los tiraba o los tiraba al suelo. ¿Quién puede aprender bajo esa presión?, se preguntaba.
Relación complicada
Las acusaciones de abuso surgieron por primera vez en medio del proceso de divorcio de Farrow y Allen, después de que el cineasta dejara a la mujer por su hija adoptiva, que entonces tenía 21 años. En enero de 1992, Mia descubrió algunas de las fotos de desnudos que el director había hecho a Soon-YI. “No fui una pequeña flor retrasada y menor de edad que fue violada, molestada y mimada por un malvado padrastro”, ha asegurado la mujer.
Por otra parte, también ha hablado del “dilema moral” que le supuso comenzar una relación con Allen: “[Fue] una gran traición por nuestra parte, una cosa terrible, un fuerte impacto puesto en ella”. Además, ha aclarado que fue el cineasta quien dio el primer paso. "Por eso nuestra relación ha funcionado: me sentí valorada. Es halagador. Normalmente, es muy tímido y se lanzó", ha sentenciado.