Diego Ventura consiguió una labor muy completa frente al tercero, un toro muy parado, al que hubo de llegar mucho, firmando grandes momentos a bordo de Manzanares y Morante, a cuyos lomos consiguió un gran tercio de banderillas en el que él puso toda la emotividad que el toro no ponía por su falta de acometividad. Tras un rejonazo en lo alto, paseó la primera oreja de la tarde.
La segunda oreja la consiguió del sexto, otro toro parado que le obligó a exponer mucho y a arriesgar con las cabalgaduras. Destacó a lomos de Cheque en otra labor muy llena de contenido en la que el jinete mostró todo su repertorio.
Hermoso de Mendoza apuntó lo que iba a ser la faena frente al segundo ya de inicio a lomos de Caviar, cuya expresividad llamó la atención del público sobre una labor que discurrió siempre con mucha ligazón y que tuvo sus momentos más espectaculares a lomos de Chenel. La tardanza del toro en doblar privó al jinete navarro de pasear un trofeo que habría sido de peso. El cuarto fue un toro que se paró en el último tercio y que corneó a Silveti; Hermoso de Mendoza anduvo solvente con él pero no logró levantar la petición del público.
Fermín Bohórquez dio una vuelta al ruedo tras pasaportar al cuarto, con el que volvió a hacer una exhibición de monta clásica, caracterizada por la sobriedad y la pureza. La mala colocación del rejón de muerte enfrió la petición de oreja. Había firmado ante el que abrió plaza, un toro con clase pero muy justo de fuerzas, una muy sobria actuación, cuyos mejores momentos los consiguió a lomos de Sinfonía y Bohemio en el tercio de banderillas. Su elegante actuación quedó emborronada por el mal uso del rejón de muerte.
Plaza de toros de Sevilla. Lleno. Tercer festejo de la Feria de Abril. Toros de Fermín Bohórquez., nobles y apagados. Destacó el segundo por su transmisión. Fermín Bohórquez, silencio y vuelta al ruedo; Pablo Hermoso de Mendoza, ovación y silencio y Diego Ventura, oreja y oreja.