Lo único que me dijeron fue: gracias, y me fui

ALBA CRUZ CAÑADAS 18/03/2008 14:21

Quedé con mi amigo Óscar para que me acompañase. Sabía que sería un tostón para él esperar ahí sin hacer nada, pero la verdad es que si no fuera por su compañía, hubiera estado mucho más nerviosa de lo que estaba. El casting era en el recinto ferial de Ifema así que ¡allá nos fuimos los dos! Íbamos con tiempo suficiente, pero sabía que mucha gente había pasado la noche allí para entrar primero y no quería llegar para quedarme fuera y perder la oportunidad de presentarme a la prueba. Durante el trayecto iba repasando mentalmente las canciones que podría cantar porque, aunque sólo tenía que cantar un poquillo de una, me habían dicho que a veces te pedían otra canción para ver tus distintos registros o simplemente para tener más claro que no valías para cantar más que en la ducha de tu casa.

Cuando llegamos había ya muchísima cola. Una cola inmensa, de hecho. Entramos por la entrada sur y tuvimos que atravesar todo el recinto por dentro hasta llegar al pabellón Norte, que era donde se realizaba el casting. Nos pusimos en la cola y una mujer de la organización vino al poco tiempo para darme un papelito con un número. Un papel muy cutre, por cierto, porque yo creo que hasta los papelitos de la charcutería del supermercado tienen mejor presencia. Ja, ja. Eso significaba que ya tenía un número y, por tanto, que podría hacer la prueba. Ahora sólo quedaba esperar. A medida que pasaba el tiempo, la cola era cada vez más corta. Tenía a mucha más gente detrás de mí, pero delante, la puerta de la entrada Norte se iba aproximando con rapidez. En cierto modo, eso me inquietaba, porque si iba tan rápido podría significar que no dejaban tiempo suficiente para cantar. Y dicho y hecho. No me equivocaba. Mi amigo se quedó fuera y, una vez dentro, nos metimos en el pabellón. Me hicieron cubrir un pequeño papel con mis datos personales y me mandaron pasar a una de las zonas habilitadas para la prueba. Allí también había una cola, aunque no tan larga.1

Sabía que tenía que estar muy tranquilapara que no me temblase la voz, pero, francamente, me resultaba muy difícil. Frente a mí, había como tres stands, y según me decían los de delante, en el primero estaba haciendo la prueba Ángel, en el segundo Risto y en el tercero Nuria. Me dijeron que Ángel se guiaba mucho por el sentimiento que expresabas cantando y que Nuria no pasaba ni una. Lo que me sorprendió es que a mí no me hizo la prueba ninguno de ellos. Cuando entré había una mujer con unos auriculares puestos, sentada en una silla alta y que me dijo que me situara en un punto concreto, pisando una cruz, para entrar en el plano de cámara que me estaba grabando. Me preguntaron mi nombre, de dónde venía y me dijeron que empezase a cantar. Los nervios se apoderaron de mí en ese mismo instante. Pero saqué fuerzas como pude y me puse a cantar. No les debió gustar, porque no me dejaron ni cantar más que una frase de la canción. Lo único que me dijeron fue: gracias. Y me fui. ¡Me sentí tan mal! Mi sueño de salir en la tele y entrar en la academia se esfumó de repente.

Terminado el breve encuentro, nos mandaban salir hacia un lado del pabellón. Allí íbamos todos, independientemente de haber superado la primera prueba o no. Entonces es cuando realmente te dabas cuenta de lo que realmente buscan. Puede que sea una simple observación mía, y que no sea así, pero mi sexto sentido me dice que no me equivoco. Pasas mucho tiempo en la cola esperando y, por muy poco que observes a tu alrededor, ya ves cosas que te llaman la atención y son un tanto sospechosas. Había varias televisiones grabando a la gente que se presentaba al casting, pero eso para mí es de lo más normal. Lo que me sorprendió es que la propia organización tenía sus propias cámaras y, a través de cortas entrevistas, ya seleccionaban un poco a la gente. No sé qué perfil buscaban, lo que está claro es que querían gente con mucho desparpajo. No puedo asegurar que cogiesen a todas las personas que les gustaron en un principio, pero de lo que estoy segura es de que, salvo que tu voz fuese realmente sorprendente y magnífica (que había muchas y que ni siquiera pasaron a la siguiente prueba), sólo pasaron los que habían sido entrevistados antes del casting, en la cola.

Regresé a casa muy triste, pero sé que no puedo tirar la toalla y seguiré intentándolo hasta que haya alguien que valore mi talento.