Llegar a la final de Roland Garros no es cosa fácil. Y Maria Sharapova lo sabe ahora un poco más, en su segunda consecutiva. La rusa necesitó hasta cinco bolas de partido para plantar los dos pies en la final del sábado. Las dos tenistas comenzaron con muchas dudas con su servicio. Sharapova cedió su saque en el primer juego del partido pero Azarenka estaba igual de nerviosa que la rusa y le devolvió el favor. A partir de ahí, Sharapova fue la dueña del primer set y arrasó a la bielorrusa con un 6-1.
Sharapova sufrió en el segundo set, pero durante el resto del partido, que se alargó durante dos horas y 10 minutos, se mostró superior a su adversaria en el duelo entre las números dos y tres del mundo.
En un partido plagado de alternativas al resto -cada jugadora acumuló veinte oportunidades de 'break'-, Sharapova pronto aceleró en la primera manga y, tras el 1-1 inicial, desplegó su mejor juego, lleno de agresividad, para encadenar cinco juegos y situarse con ventaja en apenas 29 minutos.
Sin embargo, Azarenka supo reaccionar desde el 2-2 del segundo devolviéndole la jugada a la rusa, al sumar cuatro juegos consecutivos que le permitieron igualar la contienda. El último llegó con visible enfado de Sharapova, que estaba sacando mientras empezaba a lloviznar. Nada más acabar el segundo set, la lluvia arreció y se tuvo que suspender el partido, parón que se prolongó media hora.
En el último parcial, ambas aumentaron considerablemente su cuenta de errores, especialmente Sharapova al saque (11 dobles faltas en total). Sin embargo, la número dos del mundo volvió a su juego de ataque (42 golpes ganadores) para situarse con 5-2 y saque. Azarenka se revolvió, pero ya no pudo levantar la quinta bola de partido y se despidió de la tierra parisina tras dos horas y 13 minutos.