Todo comenzó con una risa de Lydia Lozano. Lo que no se esperaba la colaboradora eran los directos reproches que el resto de sus compañeros, ajenos a la controvertida carcajada, tenían que proferirle.
Como era de esperar, los más duros con ella fueron Kiko Hernández y Kiko Matamoros, pero las críticas y las rencillas no han acabado entre ellos. “La señora de las mechas” o “la que aparece en pantalla” son sólo algunas de las formas que Kiko Hernández emplea ahora para referirse a la que fuera, no sólo compañera, sino también amiga. Y, pese a declarar que “yo en el fondo te quiero”, el colaborador no tiene ganas ni de mirarla a la cara. Ante esto, Lydia se resigna: “¿Cómo va a saludarme? Ha dicho ‘cruz y raya’, no sabe quién soy y ahora me trata de usted”.
Con Kiko Matamoros la relación sigue el mismo camino. “Creo que lo dije bien claro. Hay un antes y un después. De momento no le voy a volver a saludar”, afirma Lydia Lozano, que se siente muy dolida con él, ya que sus acusaciones incluso le hicieron abandonar el plató.
Sus problemas se remontan a la época en la que ambos coincidieron en ‘A tu lado’, programa en el que tuvieron un cara a cara y en el que Kiko recuerda que “fue lo mismo que le están haciendo, pero a lo bestia. Me vi traicionado por una mujer que creí que era mi amiga”. Aunque la tensión parece no poder resolverse, Jorge Javier Vázquez quiere saber si Matamoros tiene algún sentimiento hacia Lydia: “Yo siempre he dicho que, cuando has querido a una persona, siempre queda algo. Lo que pasa es que esa gente, a la que has querido, es la que más te duele cuando te falla”.
Para esclarecer el motivo que llevó a Lydia a la polémica risa y tratar de apaciguar los ánimos, Cristina Soria, experta en lenguaje no verbal, analiza las imágenes. “Es una risa espontánea, sincera. No se ríe de Chayo, sino de lo que dice Mariñas. Se sorprende de que se atreva a decir eso. Es una risa ante algo que a ella le llama la atención”.
A pesar de que Jorge Javier secunda las palabras de Cristina, Kiko Matamoros sigue echando más leña al fuego, al no creerse que Lydia no se riera de la hija de Rosa Benito: “Cuando a uno le duele algo, no le causa ninguna risa. La prueba es que ninguno de los que estuvimos allí nos reímos”.