Esta claro que Dios no le ha dado el don de la voz, pero sí la ha dotado de poca vergüenza porque esta actuación no se podría haber realizado sin tener el desparpajo que tiene la colaboradora. Con una ayuda de un coro para que disimulase sus gallos y haciendo playback, Lydia no ha podido remediar este “desastre” de actuación. Eso sí, espectacular iba a rabiar.