Durante la huelga de controladores aéreos fueron muchos los aviones a los que se les impidió aterrizar donde les correspondía. Kiko Matamoros cuenta el caso de un vuelo que el viernes por la tarde sobrevolaba el espacio aéreo de Madrid. El comandante del avión, proveniente de Valencia, se disponía a desplegar el tren de aterrizaje y a comenzar la maniobra de toma de tierra cuando, al ponerse en contacto con la torre de control le informaron de que se acababa de cerrar el espacio aéreo de Barajas y, por lo tanto, no iba a ser posible aterrizar.
"Le dicen que vuelva al aeropuerto de Manises, pero el comandante no está seguro de tener el combustible suficiente, y no está dispuesto a poner en peligro la vida de sus más de 200 pasajeros.
Le proponen que intente aterrizar en Cuatro Vientos, pero con ese tipo de avión resulta imposible. También les sugieren Salamanca, y el comandante, desesperado, llama a toda la tripulación para que sean testigos de lo que está pasando. Se escuchan verdaderas barbaridades. El pasaje no se entera de nada", ha contado Kiko.
La fuente de Kiko asegura que "ni las súplicas ni los insultos del comandante pudieron ablandar el corazón de estos señoritos, a quienes les importaba muy poquito poner en peligro la vida del pasaje".
Hubo lágrimas de alguna azafata, y finalmente llegaron a Valencia muy justos de combustible. "Estas personas que dicen que tienen mucho estrés n tuvieron miedo a que se hubiera producido un desastre. Hay muchos comandantes que pueden testificar que pasaron miedo", cuenta Matamoros. "Hubo un momento en el que el cielo de Madrid fue un verdadero caos".