“Cuando mi madre se fue algo se rompió, me enfadé mucho y me alejé de ella, pero en ese camino la encontré. En ese camino recibí al mejor herencia que se puede recibir, sus amigos”, con estas emotivas palabras, Francisco Rivera ha recordado a su madre, Carmen Ordóñez. Explica que ellos le han vuelto a enseñar todo aquello que su madre, desde muy pequeño, le enseñó, le acercaron a ella y le enseñaron “lo iguales que somos”: “Me enseñaron que el camino dura todo el año y que no cabe sitio en el corazón para nada que no sea bueno. Son mi mejor herencia”.