Toño cobraba una comisión del 30%, 20% por representación y 10% por encargarse de los temas de asesoría fiscal y abogados de Belén. No obstante, desde las cuentas de Belén salían todos los meses 700 euros para pagar un asesor fiscal (amigo de Toño), seis veces más de lo que debería. Además, Toño y este asesor le recomendaron a la colaboradora un plan de pensiones de 30 euros al mes, una cifra sospechosa en relación a los ingresos de Belén.