Aitor tenía 13 años cuando contactó con un adulto a través de una red social. "Empezó a hablar conmigo sobre hobbies y me empezó a caer bien. Lo agregé al correo y me dijo de quedar en su casa para ir a la consola. Lo que vi fue un tío de dos metros con más de 18 años. Me agarró de la camiseta, me metió en la habitación y cerró con pestillo. Me forzó y me quería pagar", ha relatado Aitor.