Sofía se separaba de su inseparable Raquel asustada y sin saber qué iba a pasar, pero cuando vio su maleta le cambió la cara: “Huele a mi casa, huele tanto a mí que me da felicidad”. Entre lágrimas olía su ropa, pero cuando realmente se rompió fue al tener entre sus manos una carta de su madre, Maite Galdeano, que casi ni pudo leer de la emoción. En el plató de ‘Supervivientes: Camino a la final’, Maite tampoco podía contener las lágrimas.