Un tren, una maqueta y el sueño de un niño que ahora vale un millón de euros: “Me quedé abducido”
Antoni Rabell es el dueño y responsable de un museo con más de 4.000 piezas expuestas y una de las mayores maquetas de España, con más 1,5 kilómetros de vías
Puso en marcha su sueño con sólo 10 años y ahora, que le quedan sólo tres y medio para jubilarse, no tiene muy claro qué sucederá con su colección ni con la maqueta
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Para Antoni Rabell, coleccionista y modelista ferroviario, los trenes no son solo máquinas que recorren rieles. Son una pasión, un medio para crear mundos en miniatura y un legado que ha dedicado décadas a construir. RailHome, su museo del tren en miniatura, situado en Igualada, es testimonio de esta dedicación. Con más de 4.000 vagones y locomotoras expuestos y una maqueta impresionante por la que llegan a circular más de una docena de trenes al mismo tiempo (podrían hacerlo 99 a la vez pero no tendría sentido), Rabell ha convertido su amor por los trenes en un proyecto de vida. "Lo que es el museo, la maqueta, la colección... todo lo que tenemos aquí no es ni más ni menos que el sueño de un niño de 10 años hecho realidad", declara con una sonrisa nostálgica.
Todo comenzó hace poco más de medio siglo. Una visita a la maqueta de trenes de un coleccionista local cambió la vida de Antoni. "Me llevaron a ver una maqueta de trenes de un coleccionista y me quedé como abducido. Desde entonces, me puse como objetivo tener, cuando fuese mayor, una gran maqueta de trenes, algo que terminé consiguiendo 40 años más tarde", rememora.
Su primer paso para alcanzar ese sueño llegó a los 14 años, cuando pidió un tren eléctrico a los Reyes Magos. Hasta entonces se había conformado con ver revistas y catálogos para seguir dando forma a su sueño particular: "Empecé con Ibertren, que era lo común en España en los años 70. Era fabricante nacional y comencé con un tren escala 3N".
Con 18 años, Rabell cambió a la escala H0, una de las más populares en el modelismo ferroviario, y desde entonces no ha dejado de ampliar su colección hasta conseguir una de las más completas (si no la más) de nuestro país, con más de 10.000 piezas, de las que, escrito está, casi la mitad pueden verse en RailHome, su museo, conocido tanto dentro como fuera de España por su impresionante maqueta, un proyecto que comenzó en 1999 diseñando los planos sobre papel y que inauguró en 2014.
Durante esos 15 años, Rabell compaginó su trabajo como economista (todo lo que ha aprendido de ingeniería no tiene nada que ver con su profesión pero le llevo incluso a dar una charla en el Colegio de Ingenieros de Cataluña) con la construcción de esta obra monumental: "Aparte de mi trabajo como economista, en ratos libres, fines de semana y vacaciones, fui diseñando y montando todo lo que hoy se puede ver y que incluye un kilómetro y medio de vías, aunque no todas son visibles, ya que hay mucha vía oculta porque hay unas espirales necesarias".
