¿Son las reglas de la longevidad diferentes para hombres y mujeres?

Las reglas de longevidad en hombres y mujeres. GETTY IMAGES
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Es un hecho que las mujeres tienen una mayor esperanza de vida que los hombres. Según datos de Worldometer, en 2025 se estima en 76,2 años para ellas y en 70,9 para ellos. En países como Japón, España o Francia, las mujeres no solo alcanzan edades más avanzadas, sino que superan con consistencia a los hombres en las listas de centenarios. Pero las razones por las que las ellas viven más tiempo son complejas, y el hecho de que vivan más no significa necesariamente que vivan mejor.

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La mujer tiene un mayor capacidad de resistencia que el hombre ante situaciones muy adversas, como las hambrunas, las epidemias o las infecciones, sobre todo en sus primeros años de vida, pero en la madurez, especialmente después de la menopausia, son más frágiles físicamente y proclives a desarrollar problemas cardiovasculares y alzhéimer. En ese sentido, muchos estudios evidencian un mayor grado de dependencia en las mujeres que en los hombres.

De ahí que esté en alza el movimiento denominado 'menoposse', que ofrece recomendaciones muy específicas sobre lo que las mujeres deberían hacer para mantenerse sanas por más tiempo. Pero, ¿realmente los cuerpos masculino y femenino son tan distintos como para necesitar pautas diferenciadas sobre ejercicio, nutrición y sueño? Esa es la pregunta que se hace un artículo de 'The New York Times' que indaga en lo que necesitan hacer las mujeres para vivir más tiempo. Y los expertos concluyen que hay más similitudes entre hombres y mujeres que diferencias en lo que se refiere a principios universales que llevan a una mayor longevidad: ejercitarse con regularidad, mantener una alimentación equilibrada o dormir bien.

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Ejercicio

Contrariamente a lo que suele pensarse, hombres y mujeres no deberían entrenar de forma distinta. Más bien deberían ejercitarse de la misma manera, cosa que tradicionalmente no se ha hecho, especialmente en lo que respecta al entrenamiento de fuerza.

Si una mujer hacía pesas en los años 80 "la gente la miraba como si le hubiera crecido una segunda cabeza", sostiene en el mencionado artículo la doctora Jen Gunter, obstetra y ginecóloga del área de la Bahía de San Francisco. Hoy está más establecido que las mujeres realicen ejercicios de fuerza, sin duda el mejor antídoto contra la sarcopenia y la osteoporosis que acechan a las mujeres postmenopáusicas.

Levantar cualquier tipo de peso —ligero, moderado o pesado— puede mejorar la densidad ósea y desarrollar músculo tanto en mujeres como en hombres, apunta el doctor Stuart Phillips, de la Universidad McMaster en Ontario, Canadá. Aunque esto no significa abandonar el ejercicio aeróbico. La recomendación es de al menos 150 minutos de actividad cardiovascular de intensidad moderada a la semana.

Dieta

Para impedir el debilitamiento muscular, las mujeres tras la menopausia necesitan una cantidad adecuada de proteínas. El doctor Phillips cree que la recomendación estándar de 0,36 gramos por libra de peso corporal al día probablemente sea demasiado baja. Por ello aconseja a hombres y mujeres por igual consumir 0,54 gramos de proteína por libra. Además, una dieta mediterránea reduce el riesgo de diversas enfermedades relacionadas con el envejecimiento, como las cardiopatías y la diabetes.

Sueño

Tampoco hay evidencia de que las mujeres necesiten dormir más que los hombres. De siete a nueve horas por la noche es lo ideal para ambos sexos. Sin embargo, las mujeres tienden a dormir peor especialmente durante la perimenopausia, ya sea por sudores nocturnos o por trastornos del sueño, afirma Shelby Harris, profesora clínica asociada del Colegio de Medicina Albert Einstein. En estos casos hay tratamientos que pueden ayudar, como la terapia hormonal para la menopausia o la terapia cognitivo-conductual para el insomnio.

Estilo de vida

Los patrones de comportamiento desempeñan un papel clave en la disparidad de la esperanza de vida. En general, las mujeres son menos propensas que los hombres a fumar o beber en exceso, conductas que contribuyen significativamente a la mortalidad, apuntaba a 'The New York Times' Kyle Bourassa, psicólogo de la Universidad de Duke. Según el experto, las mujeres tienden también a practicar más “conductas que promueven la salud”, como ponerse el cinturón de seguridad, acudir al médico para las revisiones anuales o socializar y mantener redes de apoyo emocional.

Lo que la ciencia demuestra es que las mujeres tienen ventajas biológicas en términos de longevidad, pero factores sociales y culturales también tienen su peso en estas diferencias. Quizás más que hablar de 'recetas universales' para vivir más, haya que abrir el debate sobre trayectorias distintas hacia la longevidad.