Elsa Punset, sobre cómo resetear la relación con un hijo que se ha hecho mayor: "De repente eres más libre"
La independencia de los hijos nos brinda la oportunidad de emprender una nueva etapa basada en la libertad compartida
Elsa Punset, sobre cómo aprender a decir ‘no’ sin sentirte culpable: “Empieza a decir la verdad”
Llegar a la etapa en la que los hijos se vuelven adultos independientes supone un cambio profundo, tanto para ellos como para los padres, que en el proceso pueden experimentar sentimientos encontrados. Que los hijos se vayan de casa y construyan su propio mundo puede suponer cierta sensación de vacío o pérdida para los progenitores, pero también ofrece una oportunidad única: la de resetear la relación con el hijo y empezar una nueva etapa basada en la libertad compartida. La escritora y divulgadora Elsa Punset indaga sobre ello en una nueva entrega de 'Volver a empezar'.
Resetear no significa borrar el pasado, sino reconfigurar el vínculo. Si la relación estuvo marcada durante años por la crianza -es decir, enseñar, proteger, corregir, guiar-, cuando los hijos ya son adultos esa dinámica deja de ser funcional. Intentar mantenerla solo genera tensión, malentendidos y distancia. Es el momento de pasar del rol de padre que educa a persona que acompaña.
Sentido de propósito
"Hay momentos en la vida en los que es muy útil tener un sentido de propósito, saber por qué estás aquí. Tener la sensación de que sabes cuál es tu misión", explica Punset. Pero no siempre es fácil soltar un papel sobre el cual ha girado la propia identidad durante tantos años. Reconocer que el hijo ya no necesita ese rol no solo es una forma de respetar su crecimiento, sino un modo de reconocerse a uno mismo: ahora hay espacio para redescubrir quién se es, más allá de la paternidad o maternidad.
"Cuando ya estás en los 50 o 60 años y tus hijos se están marchando de casa y tu vida profesional ya está empezando a aterrizar, cuando ya has hecho muchas de las cosas que pensabas que ibas a hacer, creo que es muy importante preparar con propósito esta parte de la vida que viene", indica la autora de 'Alas para volar' (Destino), que en el libro cuenta una vivencia personal que ilustra muy bien esto: "Mi madre un día se me quedó mirando y me dijo... 'Uy, Elsa, te va a encantar hacerte viejita'. Y yo le dije... '¿por qué?' Y ella me contestó "porque nunca habrás sido tan libre".
Efectivamente, cuando los hijos se van, también los padres ganan una forma nueva de independencia. Se puede volver a poner energía en proyectos personales, amistades o intereses que quedaron en pausa. Y este renacer también inspira al hijo a ve a su padre o madre como una persona plena, no solo como una figura parental. "De repente, eres más libre (...) Puedes empezar a decirte, 'estos años de libertad que tengo, ¿en qué los voy a emplear? Creo que mirado así es muy bonito, es una oportunidad", concluye Punset.
Cómo aprender a decir ‘no’ sin sentirte culpable
Con los años, aprender a decir que 'no' también es una habilidad muy útil. Desde pequeños nos han educado para complacer y adaptarnos, incluso cuando en realidad no quisiéramos hacerlo. Aprender a negarse no significa volverse egoísta o indiferente, sino ser capaz de reconocer nuestros propios límites y prioridades. "Aprender a negarse pasa por aprender a decir la verdad de una forma mucho más deliberada", subraya la divulgadora.
