El hábito que podría estar elevando tu presión arterial sin darte cuenta
Entre los hábitos que influyen en la presión arterial, el consumo de alcohol es uno de los más normalizados
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La hipertensión arterial es una de las enfermedades crónicas más frecuentes en la población adulta, especialmente a partir de los 50 años. Aunque en muchas ocasiones no presenta síntomas evidentes, la tensión alta supone un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y daño renal. Y uno de los hábitos más extendidos y normalizados que influyen en la presión arterial es el consumo de alcohol.
Diversas investigaciones han probado que las bebidas alcohólicas son un factor que aumenta claramente el riesgo de que los niveles de presión arterial suban. Lo que no está tan claro es cuánto alcohol hace falta para que eso suceda. Pues bien, incluso unos aumentos leves en el consumo se asocian con una presión arterial más alta, según un estudio del Instituto de Ciencias de Tokio (Japón).
"Nuestro estudio muestra que cuando se trata de presión arterial, cuanto menos beba, mejor. Cuanto más alcohol bebe, más alta es su presión arterial”, señala el investigador principal, el doctor Takahiro Suzuki, cardiólogo del Hospital Internacional St. Luke’s, en Tokio.
De la misma forma, dejar de beber alcohol, incluso beber menos, puede conducir a reducciones clínicamente significativas de la presión arterial, tanto de hombres como de mujeres. Los hallazgos muestran que pequeños cambios en el consumo de alcohol afectan a la tensión y pueden ser una estrategia para controlarla y mejorarla, tal y como se publica en 'JACC', la revista insignia del Colegio Americano de Cardiología.
Casi 360.000 chequeos anuales
En el estudio, los investigadores analizaron datos de casi 360.000 chequeos anuales a 58.943 adultos en St. Luke’s entre 2012 y 2024. Como parte de su chequeo, los pacientes informaron su consumo de alcohol. Según sus respuestas, fueron divididos en dos grupos: los que bebían en el momento de su primer chequeo y los que no. De esa manera, el equipo pudo revisar los efectos de dejar de beber entre los que bebieron y comenzar a beber entre los que alguna vez se abstuvieron.
“Nuestro estudio se propuso determinar si dejar de consumir alcohol se asocia con una mejora en los niveles de presión arterial entre los bebedores habituales y si comenzar a consumir alcohol afecta la tensión entre los bebedores no habituales”, dijo Suzuki. Pues bien, los resultados dejaron claro que la presión arterial disminuía a medida que los bebedores reducían el consumo.
Resultados significativos
Las mujeres que dejaron de beber una o dos copas al día experimentaron una disminución de 0,78 mmHg en la presión arterial sistólica y de 1,14 mmHg en la diastólica. Los hombres que dejaron de beber con niveles similares experimentaron reducciones de 1,03 mmHg y 1,62 mmHg, respectivamente. Por el contrario, los participantes que iniciaron el consumo de alcohol mostraron una presión arterial más alta según el nivel de consumo.
Los aumentos en la presión arterial no variaron según el tipo de alcohol, ya fuese cerveza, vino o licor fuerte. La cantidad consumida era lo que importaba. "En el pasado, los científicos pensaban que pequeñas cantidades de alcohol podrían estar bien, pero nuestros resultados sugieren que ningún alcohol es en realidad lo mejor”, finalizaba Suzuki en un comunicado de prensa.
