El Circo del Sol - Cirque du Soleil

telecinco.es 07/04/2011 00:04

La otra noche estuve en el circo, en el Circo del Sol, una vez más una experiencia inigualable, única, próxima a lo "celestial".

Si hay un espectáculo en el mundo que se acerque a la extrema perfección, estará montado por ellos, será suyo. El Arte comprimido bajo una carpa, todo el arte. Un conglomerado de disciplinas, de movimientos, de texturas, luces, pensamientos, danza, música, pintura, escultura, decoración, alta costura, interpretación, iluminación, tecnología, todo al servicio de algo indescriptible, majestuoso, hermosísimo...

Todo a la vez, todo abrumador, todo preciso, montado y representado con absoluta eficacia. No hay fallos. El error no es una opción para ellos. Y por si fuera poco, como decía, alcanzando unas cotas de belleza sublimes. Hasta la fealdad se transforma en beldad en sus números siempre renovados e insólitos, aunque jueguen constantemente con las facetas más clásicas de la puesta en escena.

Resulta difícil hablar de "exactitud" cuando el ser humano anda de por medio. Muy pocas cosas hechas por hombres o mujeres consiguen eso, esa precisión, esa delicadeza, ese rigor, esa fastuosidad. El Circo del Sol, gracias a cada uno de los genios que lo hacen posible, es una de ellas.

Me apasiona el circo, desde que era un niño, todo tipo de circos, y los he visto de todas las formas y colores. Magníficos y cutres, muy cutres. Respeto y admiro a la gente que arrastra esa dignísima pasión, en las mejores y las peores pistas.

He estado en algunos que daban ganas de llorar por su patetismo, por su pobreza, por su desastroso espectáculo, por sus funestos números. En el Circo del Sol se te saltan las lágrimas de emoción. Produce incluso cierta angustia, un ahogo placentero, contemplar tanta preciosidad. La belleza induce al sollozo, al menos a mi me sucede.

Alabar el trabajo de alguno de los artistas en particular, o ensalzar algún número en especial, sería por completo injusto. Todo sobre y bajo el escenario, arriba en los trapecios, colgado de los alambres o escondido entre bambalinas, está dotado de hermosura, alcanza la perfección y hace que todo el espectáculo, de principio a fin, resulte rotundamente maravilloso.

Debajo de la inmensa carpa del Circo del Sol se esconden la esencia y la esperanza del arte y de los artistas.

Y ya espero impaciente a que regresen…