Dos líderes sin tribu

telecinco.es 18/07/2011 10:00

Esta edición de Supervivientes no solo está siendo mítica sino también especial. Llegado el tramo final, nos encontramos con dos posibles ganadoras, cuya popularidad se encuentra muy por encima de todos los demás. No solo eso, sino que ninguna de las dos llega con una tribu dándole apoyo. Es más, en el caso de Sonia ni siquiera la ha tenido como tal. Y Rosa sufrió el desencanto sobre la suya hace semanas.

¿Qué tenemos enfrente de estas dos líderes sin tribu? Pues un grupo formado por tres aliadas que intuyen la dificultad de poder ganar este programa, probable razón de su alianza. Este grupo era de cuatro pero expulsaron del paraíso a Jeyko, con quien no han querido enfrentarse hasta el punto de nominarle. Nadan y guardan la ropa porque pueden necesitar a Jeyko para que una de ellas llegue a la final. Ya sabemos que no será Jessica, condenada por Tatiana simplemente para salvar su pellejo en la siguiente nominación. Las dos líderes y el 'muñeco diabólico' (como le llamaba Toni) podrían urdir una pinza en contra de ellas, lo cual terminaría asegurando al bailarín su presencia en la final.

La única salida de Tatiana y Rosi es no terminar de enfadar a Jeyko para evitar que se ponga del lado de las dos líderes. De esta forma, serán ellos mismos quienes decidan el orden de salida e incluso quien llega a la final. Dado que Rosa y Sonia no pueden ser líderes y, de momento, siguen siendo minoría, serán ellos mismos quien decidan poner a uno u otro en el disparadero. Sucedió el pasado jueves y así seguirá siendo si no hay un cambio en el modo de nominar.

Este jueves volverán a quedar Sonia y Rosa nominadas porque son cuatros votos contra seis. El tercer nominado será elegido por el líder, que inevitablemente será Tatiana, Jeyko o Rosi. Será el líder quien lo decida, contando con la ventaja de librarse por esta semana. Eso de que el público decide no deja de ser una ilusión en este caso. Dado que frente a Rosa y Sonia caerá cualquiera de los tres y serán ellos mismos quienes decidan el orden, contando siempre con la ayuda de ese collar salvador que protege al líder.

En definitiva, de aquí hasta el final el único interés es saber quien acompañará en la final a Sonia y Rosa. Esa decisión, a medias entre el azar y la voluntad de los otros concursantes, es casi lo único que mantendrá la tensión hasta el final. Y aún así tampoco es de gran interés quien será el comparsa que acompañe a esas dos concursantes en la final.

Hablo del interés que permanecerá desde ahora hasta el final sin tener en cuenta a Aída y su permanente papel de mala malísima, cuyas reacciones son imprevisibles. Es de esperar que ella regrese a España antes de la final pues sería una desconsideración con los tres protagonistas de ese día hacerles compartir cartel con la hija de Mari Ángeles. Su papel en Cayos Cochinos es cada vez más incomprensible y absurdo. La rentabilidad televisiva es mínima, más allá de detalles infantiles y escasamente imaginativos como liberar a los cangrejos de Jeyko.

Lo incomprensible es que pretenda mostrarse como una gran superviviente y pase el tiempo tumbada sin apenas comer, mirando el tiempo pasar. De vez en cuando hace una perrería (siempre con buena intención, según sus familiares) y otra vez a entrar en estado de hibernación. Sin apenas desgastar energía se puede aguantar dos o tres semanas comiendo lo mínimo. No hay mejor clínica de adelgazamiento que esa.

El mejor régimen consiste en no comer, algo en lo que puedo acreditar cierta experiencia. Particularmente perdí quince kilos en menos de dos semanas no comiendo apenas nada. Pensé que la comida de aquel hospital inglés era intragable pero en realidad el accidente que me retenía allí me había producido secuelas como la modificación por completo del sentido del gusto. A los pocos días del alta médica descubrí la pizza como una de las pocas cosas que me seguían sabiendo bien. Para saber que esa secuela iba a terminar desapareciendo tuve que esperar unos cuantos meses.

Dejando atrás este apunte autobiográfico, quiero decir que aparte de ser muy poco sano se puede sobrevivir sin apenas comer durante un tiempo limitado, sobre todo si el desgaste es mínimo. Aída apaga el fuego, come muy poquito y reposa todo el día en su esterilla. Hasta cuando Jeyko le pregunta por algo ella parece tener que sobreponerse para responderle, lo cual hace con bordería, como es habitual.

Un día de estos pregunté en una red social sobre qué sería lo siguiente de Aída y alguien me contestó con acierto que "como no fuera matar a alguien...". Cuando Sonia le devolvió la navaja mulituso sentí un escalofrío recorriendo mi espalda. No le veo instintos asesinos a Aída, pero bien es cierto que ella haría cualquier cosa con tal de seguir siendo protagonista. Siempre con buena intención, claro. ¿Qué otra cosa le puede mover? Con buena intención hace cada una de sus grandes preguntas, de esas que (según mantiene su familia) le hubiera gustado hacer a cualquier periodista de este país. Una pregunta como esta, por ejemplo: "¿Sabes dónde quiere ser enterrado Ortega Cano?".

Le faltó hacerla en pretérito, aunque aún así puede que la 'venenito' tampoco se hubiera enterado de nada. No hay preguntas indiscretas sino respuestas impertinentes, dice un viejo adagio periodístico. Aída es de las pocas personas capaces de ser tan impertinente respondiendo como preguntando. Por eso me reafirmo en lo que respondí entonces a la amiga que preveía un asesinato como lo siguiente en la progresión de despropósitos de esta concursante. Digo yo que de ser así bien podría el programa hacernos el favor de llevar a su familia a Cayo Paloma. Por si le da por cumplir la previsión. Y también para dejarles de ver en un programa u otro. Estoy de los Nízar Delgado hasta los mismísimos.

Volviendo a las particularidades de esta edición, vivimos un final de mujeres. Cinco mujeres y un hombre, en concreto. Ya el año pasado fueron mayoría aunque no tan aplastante, llegando a la final dos mujeres y un hombre, no siendo este último estereotipo de macho alfa, precisamente. El hombre que sigue en el juego este año tampoco lo es. Estamos, por tanto, ante un matriarcado que se resolverá con una ganadora, eso lo tengo claro. No en vano, Jeyko es el peor valorado en las encuestas.

Por cierto, si alguien se está fijando en las encuestas para intentar sacar conclusiones adelantadas sobre quien será expulsado ya puede ir pensando en otra cosa. No hay unanimidad y esta edición ha demostrado que los votos gratuitos en encuestas de internet y los votos pagados que se tienen en cuenta oficialmente van por caminos distintos en muchas ocasiones. Nuestra encuesta está acertando últimamente siempre, no así durante las primeras semanas.

Como algunos sabrán soy bastante estudioso del fenómeno de las encuestas y tengo un convencimiento cada vez más sólido de que el éxito de estas estriba en el número de votos reales que decidan la expulsión de la semana. Si es un número suficiente es más posible que la encuesta acierte, no así en el caso de que haya poca participación o muy poca. En este caso es imposible saber la tendencia de voto entre esos pocos.

Tal vez por ello ha ido acertando la encuesta en la medida que el programa iba afianzándose y mejorando sus cuotas de audiencia hasta reventar los audímetros. Se supone que a mayor seguimiento le corresponden también más votos. Aunque no es el único factor que puede hacer fracasar las encuestas, entendiendo como fracaso no reflejar lo mismo que las votaciones oficiales, aunque el propósito de la encuesta debería ser conocer la opinión de nuestros seguidores, no necesariamente coincidente con la mayoría.

En el caso de esta final, por no extenderme mucho más, preveo unos resultados bastante igualados. Tengamos en cuenta que la semana pasada Toni se jugaba su expulsión, según nuestra encuesta, con un 56 por ciento de los votos, frente al 12 de Sonia o el 31 de Rosa. Ya sé que suma un 99 pero el redondeo tiene estas extrañas consecuencias en nuestra encuesta. La conclusión más importante es que entre nuestras dos líderes sin tribu no hay tanta diferencia.

Tengamos en cuenta que las encuestas marcan una tendencia pero no son elaboradas con un método científico que permita más precisión. Si hay notable diferencia entre las opciones no hay duda alguna, pero cuando la cosa se empieza a ajustar puede pasar de todo. La de esta semana es de las primeras porque le otorga a Jessica un porcentaje cercano al 80 por ciento, y eso no hay quien lo levante.

Apuntes de bitácora

Me he resistido casi tres meses sin decir nada al respecto pero tampoco hay ninguna razón para hacerlo. He leído miles de veces la mentira de que el director de este programa y el de Sálvame son la misma persona. No se confunden con el presentador, no. Realmente hacen la doble relación, para algunos escandalosa, de que presentador y director coincidan en ambos programas. Me daría lo mismo si así fuera, ¿desde cuándo los directores de los programas se han hecho famosos? Pero es que es falso de toda falsedad.

Da igual que lo diga porque cuando tímidamente lo he defendido nadie me ha hecho caso. Es más, nadie ha tenido el detalle de salir a aclarar el error de aquel desinformado que ha dado por buena la mentira. Incluso cuando lo he comentado la respuesta recibida es algo así como "no lo será pero como se lleva tanto tiempo diciendo que lo es", como si tuviera más valor una mentira simplemente por haber sido repetida muchas veces.

Es cierto que uno de los directores de esta edición lo fue de Sálvame Deluxe. Pero de eso hace ya tiempo y entre medias ha trabajado en otros proyectos, incluso en un canal de la competencia. No valdrá de nada esta aclaración y más de uno me descalificará por gastar unos párrafos en esto. Es más, de aquí al final se repetirá la mentira varia veces y nadie, absolutamente nadie, dirá nada.