Buen rollo generalizado

telecinco.es 24/02/2010 08:34

Tenía ganas de titular así de una vez por todas. El reencuentro de antiguos concursantes de Gran Hermano estaba siendo cojo en varios aspectos y uno de ellos parece momentáneamente resuelto. Por ejemplo, echo de menos una pareja concursante de la octava edición. Dado que no todas las parejas tenían en realidad cuentas pendientes, a pesar de haber tenido una relación difícil durante su edición, albergaba la esperanza de ver a Dani 'Sucio' y Laura, una pareja que se mantiene después de tanto tiempo, o incluso a Pulpillo jugando junto a Kiran, aquel irlandés que se fue desquiciando poco a poco y del que nunca más se supo.

Aceptando que se planteó desde el principio que serían concursantes desde la tercera edición, la única sin representación ha sido la octava, cuando de otras dos ediciones hemos visto más de una pareja. ¿Por qué un par de parejas de la séptima edición? Supongo que para ponerle chinitas en el camino a Pepe, aunque estas fueron sacudidas de los zapatos de este concursante de forma inmediata, en el plazo mínimo necesario de una semana. ¿Y lo de la novena edición? Pues para complacer a una Melania sin la cual alguien debe temer que el experimento se vaya a pique, lo cual volvió a demostrarse ayer al disponerse todo a su favor. Pero para no perderme, en todos los sentidos, recuperaré mi argumento de que otra de las cosas que estaba echando de menos es el buen rollo entre unos concursantes que fueron en muchos casos, diría que casi todos, favoritos de este gato cronista en sus respectivas ediciones.

Ayer entraba en la casa otra de mis favoritas, la bella Cristal. Lástima que su estancia batiera el récord de escasa permanencia que ostentara hasta el momento Mercedes (no Milá, otra), aquella arqueóloga un poco chiflada (aparentemente, quiero decir) que abandonó durante la propia gala de presentación en aquella sexta edición que nos dio a conocer a Bea 'la legionaria', Nicky y esa Cristal que ni siquiera tuvo tiempo de quitarse anoche el abrigo. Menos de una hora, casi como la visita del médico, una experiencia fugaz que vino a ser como mostrarle el caramelo a un niño sin llegar a dejarle que lo disfrute su paladar. Una lástima que quien aún guarda un mal recuerdo del 'último Mohicano' Jonathan, cuya estancia estuvo marcada por su relación con este muchacho y el aborto que había tenido pocos días antes de entrar en la casa de Guadalix de la Sierra, no haya tenido ahora la oportunidad soñada de quitarse aquella amarga espina.

Esta situación se ha dado por dos razones enlazadas entre sí. La primera es que la audiencia votante volvió a salvar a la pareja formada por Piero y Melania, aunque en este caso estuvo la cosa sujeta por los pelos. Supongo que se hubiera decantado del otro lado si hubiéramos visto antes del cierre de las webs (que no nos cierren, por favor) ese vídeo en el que se ve a esta partirse de la risa mientras Amor se burla del tamaño de los zapatos de Chiqui para un poco más tarde llamarla directamente "enana". La segunda circunstancia es que los concursantes prefirieron que permanecieran en la casa las otras dos parejas no salvadas, que eran Amor-Andalla y Chiqui-Ana. La fórmula planteada en esta ocasión fue que entre los seis concursantes inmunes se pusieran públicamente de acuerdo, lo cual se dio en apenas un par de minutos. En principio, este cambio en la forma de elegir los expulsados podía pensarse que beneficiaba a Melania, pero voy a intentar demostrar lo contrario, así como anular de forma radical la disparatada tesis de Raquel Morillas sobre la eliminación del rival más fuerte, que no hay por donde cogerla.

Quien se adelanta a proponer un criterio destinado a llegar a un acuerdo entre las partes es Pepe Herrero. Esto no le hace más o menos responsable de la decisión final, dado que todos la acataron e hicieron suya finalmente. Para Pepe resulta evidente que Melania-Piero querrían salvar a Amor y Ainhoa-Nico a Ana, lo mismo que la pareja formada por Raquel Lo y él mismo. Por tanto, dado que el interés de quienes deben acordar una pareja para ser expulsada se debate entre Amor-Andalla y Chiqui-Ana, parece lógico que los elegidos sean Nicky-Cristal, por muy lamentable que sea para esta última como bien se ocupara de aclarar Ainhoa. El razonamiento de Pepe, dado que les reclaman un acuerdo, es impecable, razón por la cual es admitido por todos de inmediato. Luego este debe ser el análisis de partida, pues hacer otras conjeturas obviando lo más básico nos haría perder la perspectiva de lo incuestionable.

A partir de aquí pueden venir las conjeturas si se quiere, y en mi caso comenzaré con el supuesto de que la votación hubiera sido como en las semanas precedentes. Me atrevo a decir que en este caso se habría dado un empate entre las tres parejas propuestas, en contra de lo que pensarán muchos. Me baso en los datos en mi poder, aún siendo consciente de lo polémica que puede resultar mi aseveración. Veamos, está claro que Melania-Piero no habrían elegido a Amor en ningún caso y entre las otras dos parejas parece lógico que decidiesen salvar a Nicky y la fugaz Cristal, dado el acercamiento de los últimos días al gijonés, visto por este gato como un intento de captación puro y duro por parte de la de Morella. Por tanto, su pareja elegida habría sido la de Ana y Chiqui. Pepe y Raquel se habrían decantado claramente por Amor y Andalla, aún siendo probablemente la pareja más débil de las tres. Está claro que son aliados de la rival Melania y con eso basta. ¿Qué habrían hecho Nico y Ainhoa? Pues bien, como dijera anoche el italiano, entre Nicky y Amor habrían decidido salvar a esta y su pareja Andalla. No hace falta aclarar que Ana-Chiqui eran sus salvadas seguras.

Por tanto, empate a un voto para cada una de las parejas. ¿Cómo se habría tenido que resolver el empate? Probablemente lo más lógico y normal hubiera sido juntarles a todos en el salón para proponerles llegar a un acuerdo en la pareja a expulsar. Y, de esta forma, hemos vuelto a donde partíamos en un bonito movimiento circular. Es decir, al final la fórmula propuesta, que probablemente lo fue para evitar la salida de Amor y el muy posible abandono consiguiente de Melania, nos evitó la pérdida de tiempo de una votación individual por parejas para finalmente tener que pactar. No intento defender nada, solamente analizo las posibilidades en la elección y en ningún caso me sale otro resultado, salvo que hubieran votado individualmente, por mencionar otra fórmula posible.

Partiendo de la validez de mi aproximación a lo que pudiera haber sucedido y la posibilidad de que un jugador extraordinario como Pepe también hubiera hecho este ejercicio anoche mismo, una vez conocido el resultado definitivo de los votos populares, no habría mucho más que decir sobre la forma de pactar un acuerdo entre las partes. Sencillamente, Pepe podría suponer que proponiendo que cada pareja decidiese sus expulsados, acatando todos el resultado de la mayoría, no se habría producido tal. O sea, en lugar de una mayoría se habrían encontrado con un empate. Por tanto, lo más sensato era que cada pareja eligiese un salvado, dando la vuelta a la decisión. En definitiva, lo que hicieron fue votar en positivo.

No quiero convencer a nadie con mis argumentos (en realidad nunca lo pretendo), pero sí tengo especial interés en demostrar lo confundida que estuvo anoche Raquel al interpretar la expulsión de Nicky como un intento de quitarse de encima al rival más fuerte. En primer lugar, si esto hubiera sido así deberíamos convenir que fue una decisión de todos y no de Pepe, por mucho que este fuera quien se adelantó a los demás al proponerlo. A decir verdad, ni siquiera creo que Nicky sin Bea hubiera tenido opción alguna al triunfo. Le defendí en su edición, a pesar de ese porcentaje de expulsión cercano al noventa por ciento. Aún me sigue pareciendo un buen tío y me hace gracia muchas veces. Pero casi todos le tenemos como un concursante bastante sobreactuado e insoportable. Lo importante es que el razonamiento en cuestión ignora profundísimamente la forma de entender el juego de Pepe. Un buen jugador, como es él, nunca pretende quitarse de encima al rival fuerte sino que disfruta al pensar en un escenario de lucha final entre él y quien demostrase ser más fuerte del resto de rivales.

Así lo demostró en su edición, donde todos sus esfuerzos se concentraron en ir eligiendo al rival más débil, precisamente, para sentarlo en el balancín con él y su socio en el juego, el cubano Dayron. Así se fue quitando los rivales pequeños, dejando para el final los enfrentamientos más importantes. La estrategia del gran estratega puede ser cuestionada pero nunca ignorada. Y, a decir verdad, le fue bastante bien en aquella ocasión. Ahora pudiera fallarle, y sus defensores igual le reprocharán entonces el episodio de anoche, a pesar de lo cual debo decir que es coherente con su concepto del juego, pase lo que pase después. Querer jugar con los débiles es cobarde y, sobre todo, muy aburrido. La morrala cuanto antes se quite de en medio mejor, así la mezcla del acero saldrá siempre más pura.

En cuanto a las entrevistas de anoche, mucho más interesante se presentaba a priori la de Bea que la de la pareja expulsada. La pobre Cristal no dijo casi una palabra, en justa correspondencia con su ultra corta estancia en la casa. Nicky, por su parte, se gusta tanto al escucharse que da un poco de pereza seguirlo. Él y Bea se mostraron cariñosos el uno con el otro, y eso es muy bonito. Celebro sinceramente, y sin ironías, que esa pareja haya entendido el trasfondo del programa, relativo a la posibilidad de corregir una situación de enfrentamiento a menudo absurdo entre personas. Es muy bonito, en ese aspecto, ver cómo concursantes que se llevaron medio mal, o directamente mal, se prefieren a la hora de interactuar en la casa antes que cualquiera de los otros compañeros. Quizá funcione aquí el viejo adagio que dice: "Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer".

Bea 'la legionaria' se equivocó al no reconocer que no es justo para nadie la 'noche de cuchillos largos' que hizo pasar al resto de compañeros y al equipo de guardia del Gran Hermano. Al menos debería haber pedido perdón a todos ellos y, si me apuran, hasta incluso a la audiencia que permanecimos expectantes (y un poco acongojados, por no decir acojonados, que también) ante el devenir de la situación. No digo ya que agradezca en público lo dulcificado que quedó la narración presentada, repetida con exactamente las mismas imágenes una y otra vez, como si estuviéramos ante un inamovible director's cut, o montaje del director. Por lo demás, nos volvió a ganar con su simpatía y naturalidad, además del gran corazón que atesora, lo cual demostró una vez más cuando le asomaban unas lagrimitas viendo determinados vídeos de la casa tras su salida del pasado viernes.

Me encantaría comentar muchas más cosas, especialmente de esta jugosa y divertidísima madrugada que ha llegado hasta casi las seis de la mañana, momento que este gato comenzaba con urgencia a escribir para llegar a tiempo de todo. Tendrá que ser otro día porque no puedo extenderme mucho más sin riesgo de abandono y deserción de un grueso de amigos lectores. Tan solo recordar que tras superar la prueba de los calambrazos, lo cual hicieron gracias a la intervención en el circuito final y definitivo de Melania y Amor, esperan que hoy les planteen una con bicicletas. Ignoro de dónde viene la intuición de alguno de los concursantes. Al hilo de esto, ayer recordaba Pepe la prueba de las minimotos que tanto nos hizo reír en su edición. No podré olvidar su desesperación por el equipo que le había tocado acarrear (Dayron y Raquel), especialmente en una ocasión en que el cubano se bajaba de la moto para ir al baño. Por momentos como aquel hicimos ganador a Pepe, y mal que les pese a algunos también queremos verle ganar esta vez.

Termino con una aclaración que me facilitó anoche Mercedes Milá. Según nos dijo, a estas alturas la presentadora de Gran Hermano aún no sabe cuándo termina esto. Por tanto, no pretenda nadie que lo sepa este humilde cronista. Salgo de este modo al paso de tantas preguntas que no siendo nunca molestas simplemente lamento no poder responder. Supongo que esto es algo así como aquella historia entre Miguel Ángel Buonarroti y el papa Julio II en la que este le preguntaba al artista cuándo acabaría la Capilla Sixtina con la afamada frase: "¿Cuándo la terminarás?". A lo que Miguel Ángel respondía: "Cuando la acabe".

[Puedes votar por tu pareja preferida para que sea inmune a la expulsión. Ya puedes mandar tus preguntas para el encuentro digital de hoy a las 12.00 horas con Indhira. También puedes seguir haciendo preguntas al gato en esta página].