Se cierra el círculo

telecinco.es 21/01/2010 08:38

Con Saray y Gerardo practicando continuamente el amor oral, que vendría a ser hablar mucho del amor que tienes por el otro y este por uno mismo, Pilarita en su nube y Ángel vestido con un anorak del que no se separa desde hace días mientras su mirada sigue perdida en gesto de franca melancolía (debe ser lo único franco en él), se van pasando las horas en espera de la última expulsión.

Dentro de la categoría de curiosidades en este Gran Hermano decir que solamente la primera expulsión y esta última que nos espera hoy tuvieron en liza a dos concursantes. Aquella supuso la expulsión de Pilarita, enfrentándose con Indhira. Desde entonces, Pilar no terminó nunca de ver bien a mi vecina de blog, lo cual es muy probable que se lo hiciera saber a su hija Saray en esas interminables sesiones conjuntas en la web, donde ambas borraban más de lo que escribían. Quizá fuera por eso que Saray decidiera no ayudar a Indhira cuando le pidió que la nominara a ella y a esa otra concursante que aparenta tener espasmos de placer cada vez que le procuran una cierta dosis de protagonismo en un plató de televisión. El otro día Saray tenía miedo de que Hans no la recibiera bien el día de la final, dada su actual relación (básicamente oral) con Gerardo. Curiosamente no dijo lo propio de Indhira, a quien traicionó pero ha seguido llevando su ajada biznaga en las galas posteriores.

En la expulsión de hoy vuelve a haber dos únicos concursantes, en este caso Ángel y Gerardo. Basta que este gato afirme su indiferencia ante la salida de uno u otro para que aparezcan en tropel comentarios que ven clara mi preferencia por alguno de los dos. Es uno de esos indicativos por los cuales he ido sabiendo esta temporada que iba por el buen camino. Cuando unos dicen que tu favorito es Arturo y otros ven claro tu odio y actitud de repudio hacia ese mismo concursante, quiere decir que estás siendo suficientemente ecuánime para producir semejante confusión. No termino de entender esa obcecación en no creer a quien dice no tener un favorito para una expulsión. Quiere decir, así en bruto, que me la trae floja. Por si alguno aún no lo había entendido. En el fondo yo también soy un chico de barrio, además de gato callejero. Callejero, ya vez. Como aquella.

Dije hace unos días que puestos a elegir, y dado el comportamiento estos últimos días, prefería que se quedase Gerardo, a pesar de que ha sido el concursante más detestado por mí en estos meses. Aunque realmente me es indiferente, como vengo diciendo. Además, tengo la convicción de que Ángel se va a quedar, y no solo eso, ganará esta edición. Como me decía alguien ayer, menuda final de Javitos y Juanjos se nos ha presentado al final. ¿Quiere esto decir que tiro la toalla de defender a Pilar como ganadora Kitsch y cachondona? No, en absoluto. Pero tampoco me lo voy a tomar de otra forma que no sea una excusa para hacer un poco de broma y pasarlo bien. Los discursos encendidos con llamadas a las barricadas y a la lucha sin cuartel me dan un poquito de risa. Esto es un programa de entretenimiento. También una vía en la que canalizar y poner de manifiesto las propias convicciones y principios, razón que nos mueve en muchas ocasiones a castigar a un concursante. Pero no debemos nunca olvidar, o al menos yo me niego a hacerlo, que en primer lugar estamos aquí para pasarlo bien.

Por eso, haciendo un balance apresurado y a vuela pluma de esta edición me doy cuenta de que no ha estado nada mal. Estoy seguro de que recordaremos muchas más cosas (situaciones, personajes, pequeños detalles incluso) que en algunas otras ediciones anteriores, como la segunda o la quinta, por ejemplo. Desde el "no inventes" al "me gustaría haber sido fea", pasando por el vaso de agua, los polvos en cualquier rincón de quienes fueron grandes e indiscutibles protagonistas de esta historia, los garbanzos de "los feos", la balanza de la cocina o la rajita de la rusa. Puesto así todo junto queda una ensalada de dudoso gusto, pero según nos lo fueron sirviendo nos sirvió para alimentar debidamente (no diré sobradamente) nuestro ansia de Gran Hermano.

Ayer comentaba mi respuesta a una amiga sobre cual habría sido mi final preferida, lo cual provocó algún comentario de sorpresa y una colección de insultos, algo cada vez más habitual para mi desesperación. Me faltó hacer dos cosas, en primer lugar decir que originalmente había añadido a mi respuesta algo así como: "igual mañana pienso otra cosa". Mi respuesta había sido escrita sin apenas reflexión y aceptando el reto de inmediato. Tampoco aclaré, ni en un caso ni en otro, el por qué de mi elección. Sin ánimo de extenderme, puedo decir que la elección de Indhira es evidente y no requiere explicación. Sí expliqué someramente lo de Ángel, aunque puedo añadir que me ha parecido un buen concursante, capaz de encandilar a parte de la audiencia y solamente algunos tiquismiquis (como un servidor) han apreciado su doble fondo, su doblez y su falsedad sin límite. Por eso le elijo para quedar en un nada honroso cuarto puesto, algo que aún puede suceder, si bien los indicativos (encuestas y porcentajes ciegos del domingo) van por otro lado.

Es igualmente entendible mi elección de Hans, dado que fue un favorito para este gato, que se ganó serlo por razones ya explicadas en su momento. En cuanto a la elección de Nagore se trata de la que más sorpresa ha provocado entre la parroquia de amigos de este gato escribidor. Ayer me llegaron a hablar de intereses. Me río yo de intereses porque personalmente no tengo ninguno. No vivo de Gran Hermano ni esta afición me da de comer, y cuando todo esto acaba me voy a mi casa tan campante. Yo no entiendo de intereses, si acaso me afano cada día para conseguir darle interés a mis textos, cosa que no consigo siempre. En realidad dije lo de Nagore como una pequeña provocación, y a la vez una maldad. Cuando se hizo la votación para la repesca ya defendí que entrase Nagore, dando la explicación de que deseaba una segunda expulsión de esta concursante con parecido porcentaje récord al de la vez anterior. De todos modos, la realidad posterior demostró que igual habrían salido mejor las cosas de haber entrado ella y no quien hizo entrar la audiencia.

Ahora vuelvo a repetir el razonamiento, solo que a la inversa. Imagino que Nagore pudiera haber repetido récord siendo la concursante menos votada para ganar una final y me pone la idea. ¿Qué tal un uno por ciento? Habría sido la mundial. En todo caso, y aparte de la broma, puede servirnos esto para recordar en un futuro que merece la pena aguantar a ciertos concursantes, esos que acreditan diversión y variedad en la acción, para no largarles a la primera de cambio. Que por mantener a algunos se termina llegando a una final en la que la casa parece un funeral, con todos callados o cantando como dementes. O como niños. Quizá como niños dementes, que viene a ser lo peor de lo peor. Que me den varias Nagores e Indhiras y me dejen de Gerardos, por lo más sagrado.

Hoy se cierra el círculo y será así por varias razones. La primera ya está dicha, dado que por segunda vez se sentarán solamente dos concursantes en la sala de expulsión, y la otra vez fue precisamente la primera semana. También porque esta noche se vuelven a abrir las puertas de la casa oficial, aquella que denominamos como 'casa 11'. Los tres concursantes finalistas cruzarán de nuevo el túnel subterráneo para cambiar de casa, quedándose allí hasta el final. O sea, hasta la final. Casualmente, de los tres finalistas solamente una, concretamente Pilar, empezó su andadura en esa otra casa. Recordemos que Saray, Gerardo y Ángel lo hicieron en la casa espía, esa que hoy abandonarán definitivamente. Comenzará así una cuenta atrás que Gerardo está convencido que llegará hasta el próximo domingo, aunque aquí ya sabemos que no será así. Hasta ahora nos habían hablado del jueves 28 para la final, aunque ayer saltó la noticia de que terminará el miércoles 27 y habría el día siguiente un debate con todos los concursantes, como sucediera el pasado año.

Si es así finalmente (recuerdo que la final de la décima edición no tuvo fecha fija hasta muy pocos días antes) habrán reducido la espera un día, lo cual no es mucho pero menos da una piedra. Estarán agradecidos principalmente los de dentro, ya que en caso de mantener la relación actual pueden aburrirse soberanamente en esa semana o semana menos un día. En varios días no he escuchado ni una sola conversación en la que estuviera implicado Ángel, salvo la que nos mostraron en el resumen de ayer, con este concursante recordando con Saray detalles de la convivencia en las primeras semanas. Es algo que echo mucho de menos y hasta ahora siempre se había dado los últimos días de estancia en la casa. Se produce siempre un arranque de nostalgia que les hace recordar todo lo vivido, recuperando recuerdos que muchos tenemos olvidados a estas alturas.

No deja de ser una forma de revivir lo pasado, pasando una especie de moviola de los recuerdos. Pues bien, la falta de comunicación reinante hace que nos estemos perdiendo eso. Ángel ganará este programa, pero ya le podemos ir reprochando que con sus "no me hables hasta que acabe el programa" ha conseguido unos días finales de aislamiento y falta de comunicación que son la antítesis de lo que debiera ser Gran Hermano. Para quienes amamos este formato es lamentable que nos tengamos que perder casi dos semanas porque aquellos que se llevarán sustanciosos premios dentro de unos días no han sido suficientemente profesionales y han dimitido como concursantes con gran antelación. La pose de Ángel solo en el sofá tiene el mismo objetivo que él mismo le reprochaba a Tatiana por querer esta dormir en el dormitorio antiguo, ya cerrado. Exactamente la misma: dar pena.

Ayer no superaron la prueba, por lo cual se encuentran en situación extrema no porque carezcan de víveres sino porque una inexplicable falta de previsión ha provocado que se queden sin pasta dentífrica. Gerardo ha propuesto el trueque al programa de 20 bricks de leche a cambio de la pasta de dientes. Esto fue antes de saber que no van a disponer de presupuesto para pasar los últimos días. Resulta que durante la semana han hecho un número suficiente de vueltas, pero el texto del sobre avisaba de que en una de las mochilas había un antifaz extra, y a quien le hubiera tocado esa mochila debía hacer diez veces el circuito en el plazo de tan solo seis minutos. El elegido por el azar fue Gerardo y no fue capaz de no caerse antes de completar todas las veces. Luego se pusieron a hacer limpieza de la casa y curraron todos menos él. Hay que ver.

Y termino con una nota sobre algo comentado aquí ayer, y el emplazamiento para la gala de esta noche, penúltima de fiesta en esta temporada. Mi felina torpeza hizo que no relacionara el episodio de la muñeca de trapo sustraída por Ángel y aquella otra muñeca que Hans tomó prestada durante un rato para darle un baño. Ambos casos no se parecen por muchas razones, entre otras que Ángel no ha sido irrespetuoso con esa muñeca y Hans lo fue con la Rosita. Tampoco son un caso equiparable porque entonces no se trató de un robo sino simplemente de un uso indebido durante un rato, cuando ahora lo producido es un robo en toda regla, afortundamente ya solucionado. Pero si hay algo que les une y es que en ambos casos alguien estaba disponiendo de un bien ajeno. Aún recuerdo a Ángel afeando la conducta a Hans diciéndole que no debía cogerlo porque no era suyo. Debería de haberse aplicado el cuento antes de coger lo que tampoco es de él, como pasó con la muñeca de Gerardo.

Y termino ya. Esta noche hay una cita con Mercedes Milá y la gala de la semifinal de Gran Hermano XI. No hace falta decir más.