Vueltas y vuelcos

telecinco.es 04/05/2012 09:53

Yo con cualquier cosilla me contento. Es salir Mercedes con uno de esos modelos que con tanto tino le prepara Mayte Méndez de Vigo, y pueden tirar millas que estoy siempre encantado, incluso en galas no tan excepcionales como la de ayer. Sí es cierto que la espera se hace un poco larga cuando en una gala el principal aliciente son las nominaciones y estas no comienzan hasta casi la una de la madrugada.

Pero ya digo que para enfermos de Gran Hermano, como es mi caso, mejor esto que nada. Especialmente en estos días, que empiezo a ver cerca el momento del fin. Dentro de unas semanas no habrá galas. Ni más ni menos divertidas. Soy consciente de que no es igual para todo el mundo. Tengo una vecina que ayer me dio la noche. Primero preguntando la mecánica que nadie hemos terminado de entender del todo, luego indignada porque no lo veía nada claro.

Sospecho que no terminó de creerme cuando le dije que no tenía más información de la que nos iba proporcionando el programa. "¿Pero tú no trabajas en Telecinco, chiquillo?", me decía. A ver quién era el guapo que se lo explicaba (y lograba convencerla). Un rato más tarde renuncié a la posibilidad de hacerle entender que no es lo mismo "trabajar en" que "trabajar para", además del tema de las productoras y los canales que compran sus productos.

En algo coincidíamos mi vecina y yo, a los dos nos faltaba información para saber lo qué pasará a partir de ahora. También los dos tememos, con lo que se supo anoche, que no todos los concursantes tengan las mismas posibilidades de llegar a la final. Es más, todo parece indicar que se va a penalizar a aquellos que sean menos nominados por sus compañeros, lo cual parece contrario a cualquier lógica, incluso al espíritu del programa. En definitiva, esto consiste en que los concursantes primero convenzan a sus compañeros y luego a la audiencia.

Desde anoche "Pepe y Pipi" son trending topic. Llevan horas siendo uno de los temas más comentados en una de las redes sociales de moda en todo el mundo. ¿Cuál es la razón? Sencillamente que ellos dos no resultaron nominados anoche, por lo cual la audiencia votante no tiene posibilidad de hacerles finalistas todavía. Intenté anoche convencer a mi vecina de que posiblemente habrá otras sucesivas posibilidades, pero su aplastante lógica me descompuso: "Sí, pero ya tenemos una posibilidad menos". Si esto fuera un partido de boxeo, estos dos concursantes van a poder jugar un round menos que, por ejemplo, Hugo. ¿Por qué?

Está claro que algo se nos escapa. A esta hora solo tengo una información que no conoce mi vecina: el lunes se descubrirá el resto de la mecánica. No me pregunten por qué habremos de esperar unos días más para terminar de ver al descubierto la forma de culminar esta edición. Una tesis sería el miedo a que el del megáfono desmonte la trama al programa contándoselo a los concursantes. Aunque este peligro no se disipará nunca y anoche la red era un hervidero en el que se preguntaba por un mercado sostenible y económico de megáfonos.

Por tanto, estamos precipitándonos todos (me incluyo) al agobiarnos pensando que no nos va a gustar la mecánica, porque de buena fuente sé que no la conocemos al completo. El temor principal es relativo a las posibilidades que tendrán unos y otras para ser finalistas. Es una petición masiva y generalizada que no se permita que jueguen en desventaja dos concursantes a los cuales muchos quieren ver finalistas. Pero también hay muchas opiniones contrarias a que concursantes que la audiencia votante ha puesto fuera de juego gastando sus dineritos al final puedan terminar siendo "ganadores más uno" por decisión de uno de los finalistas.

Esto es una especie de repesca masiva que hace perder la fe en el espectador respecto a la validez de sus decisiones en el concurso. ¿Para qué votar si luego las reglas cambiarán? Y aquí llegamos a uno de mis temas preferidos: cambiar las reglas a la mitad de la partida siempre efectos perniciosos, llegando a darse el caso de que un juego de preferencias se termine convirtiendo en puro azar. Repito que no sabemos todo sobre la mecánica de la fase final de esta edición. Al parecer, la decisión del programa es que no nos enteremos hasta el próximo lunes, por lo cual hoy estamos más perdidos que los del avión de Oceanic Airlines.

Me hablaba anoche Esther, una vieja amiga de la red, de lo duro que debía ser para mí escribir hoy una crónica a ciegas. Al hilo de esto recordaba cuando estuvo Bill Gates en la sede de la ONCE y sus responsables le apagaron el monitor diciéndole: "Ahora escribe". Complicado, ¿no? Pues así estoy yo hoy un poco, dando palos de ciego. Aunque bien pensado mejor que sea yo quien esté en esa tesitura. En ningún caso nos gustaría que el propio programa se encontrase así.

Dos o tres veces mi vecina me volvía a preguntar por la mecánica, evidenciando los muchos flecos sueltos que se nos escapaban a ambos. Nuestro resumen vendría a ser el que sigue. Los concursantes nominan en jueves, como es costumbre en negativo, pero la audiencia ha de votar en positivo, haciendo finalista a un concursante, con lo cual desaparece la figura del expulsado. Los concursantes ignoran que están nominando para elegir un finalista. Desde el final de las nominaciones hasta el lunes la audiencia vota para hacer finalista a uno de los concursantes nominados. El elegido viaja el lunes a plató y es sometido a una entrevista en la sala insonorizada, teniendo que hacer frente a su paso por el programa.

Su entrevista será como las habituales a un expulsado, con la diferencia de que no saludará a sus familiares ni podrá hablar con nadie más en el plató aparte de Mercedes Milá. Una vez vistas las imágenes y terminada la entrevista el concursante finalista deberá elegir a un exconcursante que le acompañará en lo que queda de edición.

De esta forma, el finalista estará ligando el destino del exconcursante elegido al suyo y si termina ganando le habrá convertido en "ganador más uno", categoría que cuenta con una dotación de veinte mil euros frente a sus trescientos mil. Finalista y exconcursante vivirán en una casa paralela, sin que el resto de concursantes sepan lo que está pasando.

Bien, hasta aquí lo que logramos convenir anoche mi vecina y yo, después de que me pusiera la cabeza como un bombo sin parar de preguntarme que pasará si Pepe y Pipi no salen nunca nominados. Ella los quiere ver a los dos en la final, y se desespera pensando que esto no sea posible. En algún momento le planteé la posibilidad de que esta mecánica valga para tres finalistas, mientras que un cuarto sea elegido entre los tres habitantes que quedarán entonces en la casa. "¡Claro, y si entre ellos están Pepe y Pipi solo podrá ser finalista uno!", me dijo con lógica aplastante.

Cuando le expliqué que esto es un juego, emulando a Mercedes, que dijo eso mismo el lunes pasado, su respuesta fue demoledora: "Me importa un bledo, precisamente como es un juego yo quería ver en la final a dos concursantes que lo merecerán más que los demás si logran no ser nominados tampoco las próximas dos semanas. ¿Qué estamos valorando? ¿Acaso deben tener ventaja los menos apreciados por sus compañeros?". Ante eso no tuve respuesta. Entonces le hice un café latte macchiato, lo mejor que tiene mi cafetera, y discretamente le advertí que debía trabajar, incluso dormir un poco.

Y cuando me quedé por fin solo no sabía si darme la vuelta o coagularme entero. Solo podía sacarme de mi zozobra escuchar otra vez la actuación de Fortu, el obuses, en el debate del miércoles. ¡Qué gran número cómico musical! Mejor descojonado, con perdón, que coagulado. Aunque la zozobra no me la quita nadie. Creo que en mi estado actual influye haber estado escuchando dos días el "ni-no-ni-no-ni-no-ni-no-ni-no" de la prueba semanal. Bueno, en este caso no ha sido muy semanal pues ya se acabó. Por fortuna para todos.

Esta noche he soñado que Fortu conducía un coche de policía dado la vuelta y me hacían votar entre Cristian, Sergio y Aristidín para ganar el concurso, sin más uno ni gaitas. Me he despertado empapado en un sudor frío gritándole a un megáfono imaginario. Creo que necesito un trabajito del masajista de las pijas madrileñas, que ayer se dio un garbeo por la casa de Guadalix. Por cierto, no sé por qué extraña razón le abrió la parte de arriba del bikini a Pipi y no a María. Muchos tendrían que morderse los nudillos para evitar esa tentación, ¡por el amor de Dios!

Ya estoy un poco mejor. Voy a ver si puedo seguir con lo de hoy. ¿Por qué me lo ponen tan difícil? ¡Por humanidad! Porque claro, ahora yo debería decir lo que pienso de verdad. Ni vecina ni nada, se supone que estoy aquí para dar mi opinión, ¿no es así? Creo que ese era el trato. Esta semana he dicho una mentira piadosa porque me sentí mal un día al releerme (escribiré quinientas veces: "no debo releerme"). La pequeña mentira era sobre Ari, concursante expulsada con quien creo que no había sido muy generoso. O sea, sí dije la verdad cuando escribía esto: "Confío en el equipo del programa". A las nueve menos cuarto de la mañana de este viernes cuatro de mayo de dos mil doce, sigo confiando. Seguiremos informando.

Sé perfectamente que muchos me dirán que no estoy dando leña al programa, como esperaban. Probablemente los mismos que presupongan que confío porque estoy obligado a ello. Solo les digo que escribo hoy con la misma libertad que hace unos cuantos viernes, ese día que le di a publicar pensando: "Tal vez sea mi último artículo". Hablaba de 'Fringe' y los universos paralelos. A media mañana me di cuenta de que no estaba escuchando las sirenas de alarma a mi alrededor. ¿Me estaré volviendo paranoico? Entonces me compensó la tensión leer a Xhavi, viejo amigo, felicitándome por mantener mi independencia, después de tantos años y vaivenes.

Claro que no me hace gracia ver ganador a un exconcursante, pero yo también tengo mis excepciones a esto, como todos. Quiero decir que no me importaría nada que Marta se llevara ese premio, que en mi opinión merece. Otros pondrán los nombres que prefieran en su lugar: Ari, Noemí, Ochoa o quienquiera que sea. Por tanto, esto puede ser malo o no tanto, incluso bueno. ¿Convenimos esto? Si alguno es tan torpe de elegir a Cristian, por poner un ejemplo, debe saber que está tirando el maletín por la ventana. Nuestro voto también tendrá esa decisión en cuenta. Sobre las votaciones en positivo para elegir finalistas, he de decir que muchos las han pedido para todo el concurso, aunque nunca he sido partidario de esa idea.

Me gusta que la audiencia votante y quienes jugamos opinando nos sintamos un poco ese Dios castigador que expulsa del paraíso a quien quiere. No quiero ser angelito todo el día salvando a unos y otros. Bien mirado, esta es la ocasión de votar en positivo, al menos tres o cuatro veces en la recta final del programa. Como idea tampoco me desagrada e incluso podría ir a favor de que los más queridos lleguen con facilidad a la final. Es una forma de evitar cosas como aquello de la divina Pilarita, finalista por accidente.

Falla un importante detalle en esto de los votos en positivo. Si los concursantes en la casa también nominasen en positivo quizá se evitaban muchas de las suspicacias generadas con esta intrincada vuelta de tuerca, tan complicada de entender. Aún así, vamos centrando el arbolao, que decía un amigo jienense. Ahora toca lo negativo.

Si esto fuera así como he contado, el error sería enorme porque deja con menos posibilidades de llegar a la final a aquellos concursantes que se han granjeado el favor de sus compañeros. Los menos nominados, ergo más apreciados en la casa. Insisto en que aun cuando el último finalista (tal vez de una final a cuatro) sea elegido entre los restantes, no estarán en igualdad de condiciones, pudiendo darse el caso de que se obligue a la audiencia votante a elegir entre dos de sus favoritos.

Obsérvese que sigo diciendo "si esto fuera así". Porque el lunes nos pueden contar algo que elimine nuestra congoja. Es innecesario encabronar al espectador, lo sé. Pero es lo que hay. Por otro lado, hay un error de bulto que ya no es posible corregir. La primera votación de esta fase final empezó anoche. Los espectadores tienen que hacer una elección desconociendo las reglas del juego. Es como si nos ponen en un campo de fútbol y nos piden que juguemos, pero no sabemos cuál es nuestra portería, ni quiénes van en nuestro equipo o en el contrario. Raro, ¿no?

Hay otros flecos que la experiencia nos señala y no debemos perder de vista. Por ejemplo: ¿Habrá despedida desde el plató del expulsado? ¿Qué pensarán los concursantes si no la hay? ¿Cuánto tardarán en darse cuenta de que hay otra casa? Y lo que es más importante: ¿Cuándo aparecerá el del megáfono? ¿Cuántos megáfonos se van a vender en el mercado negro? Se empiezan a organizar quedadas. Atención a lo que ha de venir, igual nos divertimos más de lo esperado.

Por si vale de algo, durante toda la noche y madrugada, en las redes sociales se está reclamando que se dé la vuelta al dale la vuelta. Muchos desean pasar de la vuelta al vuelco. Súper ¿tú puedes hacer algo? Dime que sí, súper. Anda, sé bueno. ¡Hola! Ni caso.

Observatorio de nominaciones

Nominaron, mientras comían, así:

Sindi: Hugo / María

María: Dani / Alessandro

Dani: Hugo / Alessandro

Alessandro: Dani / María

Pepe: María / Dani

Hugo: Dani / Sindi

Solo unos apuntes en medio de la zozobra. Alessandro y Pepe coincidieron nominando lo mismo. Ellos dos y Hugo comentaron después que Dani pensaba nominar a María pero no lo había hecho intimidado por su presencia, sustituyendo su nombre posiblemente por Alessandro, que podría haber evitado la nominación. Y a María le molestó mucho la argumentación de Pepe al nominarla.

Los que nominaron primero (por sorteo) no solo conocían las nominaciones de los siguientes sino que comieron mucho más.

Moleskine del gato

Dos ideas casi en plan telegráfico:

No demos nada por hecho. Nos faltan datos e igual algunos de los que tenemos no son del todo buenos. Nos han contado las cosas a medias. Igual es posible que no haya damnificados por esta mecánica. Finalmente, los más apreciados por sus compañeros puede que no tengan más difícil ser finalistas. Pepe y Pipi aún pueden llegar juntos a la final, como tanta gente desea.

Estoy con Ari cuando comentaba, como un dardo dirigido a Noemí, que el mismo argumento que servía esta semana para dejar a Alessandro en la casa en lugar de a ella sirve para no elegirlo primer finalista. Ni debía salir este lunes para ver los vídeos del engaño de Noemí, ni debe ser finalista el próximo lunes por eso mismo. No valen los argumentos reversibles. Por mucho que a todos nos apetezca verle en esa tesitura, que la nueva mecánica permite más que la clásica. Eso sí, en caso de ser elegido, si tras ver las imágenes eligiera a Noemí será para pixar-se de riure (mearse de risa), como dice Monegal.