Por Ruth Méndez
El desgarbado Santos Trinidad se calzará traje y pajarita, se echará colonia cara y pasará por el barbero... Después de tanta parafernalia, cualquiera se arriesga a negarle su botín. Si José Coronado no gana su primer Goya con este perdedor es para pegarse un tiro o pegárselo a alguien (pero todo puede pasar, hay tan poca puntería últimamente...). A los 5 minutos, casi sin articular palabra, su villano te engaña, te engancha y no te suelta. Coronado compite con dos malos buenísimos: Luis Tosar (un lujo de actor), que borda a un portero loco, y Antonio Banderas (se merece todo por todo lo que es- yo le daría ya el Goya Honorífico), que se convierte en doctor psicópata.
Todo apunta a que el domingo no habrá paz para los malvados. Urbizu te reboza en el fango sin mancharte, te arrastra a la sordidez con elegancia, te implica en una trama complicada con sencillez. Su thriller, y sería de justicia, promete irse cargadito de premios. Si el impecable y personal western de Mateo Gil no da la sorpresa, su principal rival es La piel que habito. A mí me dejó fría y desconcertada, pero respeto el riesgo que ha asumido Almodóvar y su genialidad indiscutible. Al parecer, el manchego ya ha asumido que no va a ser su noche.
La mejor actriz ni me planteo que no sea la pequeña gran Elena Anaya. Esta vez, defiende con uñas y dientes el papelón que le ha tocado, pero este Goya le pertenecía mucho antes. María León va a dejar de ser la hermanísima del famoso Luisma... Sonará y se hará un nombre en la categoría de actriz revelación.José Mota puede dar el campanazo (esta vez, sin uvas y gratis). La suerte está echada... El domingo sabremos a quién eligen los cabezones y allí estaré para contároslo.