Un teatro con mucha miga
Muy cerca del Zócalo de la capital mexicana (una inmensa plaza pavimentada que es la mayor del continente americano) y lindando con la Plaza de la Alameda se ubica el Palacio de las Bellas Artes. Es la parte de la ciudad que mantiene cierto aire colonial, asentada y construida por los españoles y sus descendientes sobre lo que era el templo principal de Tecnochtitlán.
El Palacio de Bellas Artes es el más claro ejemplo de arte en la época del Porfiriato. Construido como palacio de la Ópera entre 1904 y 1934, en un momento en el que la historia mexicana interrumpe años de Revolución. Su arquitecto es un italiano llamado Amado Boari que también levantó el cercano edificio de Correos.
Más importante que su arquitectura son los murales de su interior, donde trabajaron los grandes artistas mexicanos, auténticos especialistas en estas historias contadas a través de la pintura que es esta técnica artística. Rivera, Orozco y Sequeiros trabajaron sus paredes.
Diego Rivera
reconstruyó aquí su mural El hombre controlando su universo. Famoso en todo el mundo porque fue el encargo que le hizo Rockefeller para su edificio sede en Nueva York y que posteriormente fue arrancado de allí, quizá por culpa de la figura de Lenin que formaba parte del mural.