Cuatro minutos tardó La Roja en tener la primera ocasión de peligro. Una triangulación que no pudo culminar Soldado tras el centro de Jordi Alba.
España salió con la intención de imponer su ritmo, con buena una presión de Busquets en mediocampo que permitía sorprender robando muy arriba. Uruguay esperaba replegada en su campo. E Iniesta, muy activo, dirigía junto a Cesc el ataque español.
El segundo aviso de España lo repelió el palo. Un tiro de Cesc que la grada cantó gol, se estrelló en la madera cuando apenas llevábamos 10 minutos de partido. El dominio era absoluto. Y tan sólo 5 minutos después, Iniesta y el propio Fábregas tuvieron una doble ocasión que Muslera tuvo que detener en dos tiempos.
El gol se mascaba y a los 20 minutos se confirmó lo inevitable. Pedro remató desde fuera del área un rechace en un córner, que desvió de la trayectoria Lugano para que el balón se colase en la portería de Uruguay y así hacer el primero de España.
Alguna ocasión aislada de Uruguay hacía trabajar a Casillas. Pero en el minuto 32, una nueva jugada de lujo de Cesc Fábregas, terminó en gol. El falso delantero habilitó magistralmente para que Soldado marcase el segundo para España. Se completaba así una media hora de juego perfecta de los de Del Bosque, que eran dueños absolutos del esférico.
La primera parte terminó con ocasiones claras para que España hiciera el tercero, pero las selecciones se fueron al descanso con un 2-0 inapelable.
La segunda mitad arrancó con España manteniendo intensidad, ocasiones y posesión del balón. Iniesta continuó haciendo de las suyas, siendo uno de los protagonistas del monólogo de España.
Con el partido totalmente controlado, Del Bosque decidió mover el banquillo para dar descanso a los titulares. Cazorla entró por Fábregas, que fue una pesadilla para los uruguayos durante los 65 minutos que estuvo en el campo; Javi Martínez sustituyó a Xavi Hernández en el '75; y Mata entró por Pedro que sufrío un golpe, y al que Del Bosque prefierió no forzar.
La impotencia de la selección uruguaya derivó en una segunda parte más trabada por las faltas, y el ritmo decayó en la recta final del partido.
Luis Suárez maquilló el resultado con un golazo de libre directo, al que Casillas poco pudo hacer. El Uruguayo parecía querer reivindicarse ante sus pretendientes en la liga española.
Pese al susto final, nada empañó la superioridad de España durante todo el partido (especialmente en la primera parte), recuperando el fútbol que le ha convertido en "un equipo de leyenda".