Más de mil aficionados del Spartak de Moscú acudieron al Sánchez Pizjuán sin entrada, lo que ocasionó numerosos altercados. La policía tuvo que cargar sobre ellos al ver lo que estaba ocurriendo, un anciano sevillista acabó por los suelos tras ser empujado por la afición rusa. Finalmente, se cerraron las puertas del estadio para evitar que entrasen en avalancha.