Felices, sonrientes y muy muy animados, Borja Thyssen y su mujer, Blanca Cuesta, acudían ayer al Rastrillo de Nuevo Futuro para demostrar su lado más solidario y aportar su granito de arena a la causa, tras varios años sin acudir a la cita.
La pareja paseó su amor por cada puesto , y trataban de encontrar algún detalle que llevarse a casa mientras atendían muy divertidos a los medios.
Deseos para Navidad
Con las Navidades a la vuelta de la esquina, Borja y Blanca han escrito su particular carta a los Reyes. "Pedimos lo que todo el mundo. Amor, salud y felicidad", decía la pareja que demostraban ser todos unos padrazos. "Los niños están enormes, muy bien y muy guapos", decían orgullosos.
Borja no habla de Tita
Distanciado de su madre desde hace un año, Borja no quiere hablar de su madre ni aclarar los rumores que apuntan a que madre e hijo se reunieron en un hotel de Madrid. "En temas familiares no voy a entrar", ha dicho con una sonrisa mientras era jaleado por un grupo de mujeres que descubrieron el lado más simpático y divertido de Borja.
Ni corto ni perezoso, el hijo de la Baronesa hizo las delicias de sus fans y atendió a sus peticiones saltándose unas vallas para saludarlas. Mientras, Blanca contemplaba la escena atónita hasta que se deja llevar por el buen rollo y decide escapar de los periodistas uniéndose al grupo, que canta la Salve Rociera y grita: "Vivan los Thyssen".